Capítulo 4

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<< Joder, te dije que si no estabas bien allí me lo dijeras>>

Era la voz de un chico y parecía enfadado.

- Vaya humos – comentó Alexandra.

<< Deja de pensar de una puta vez que estás solo en esto, eres como mi hermano tío.>>

No se escuchaba respuesta por parte de otra persona. Me puse de rodillas en la cama con la oreja pegada a la pared para poder escuchar mejor.

- ¿Qué haces Chloe? Serás cotilla.

- Shhhh, escucho a otro chico. – Ale se puso en la misma posición que yo.

<< Lo siento colega, no quiero estropear el viaje.>>

Al segundo le temblaba la voz y daba la sensación de que apenas tenía aire para hablar.

<<Ponte la camiseta, nos vamos a la playa. Y a partir de ahora comemos en la habitación.>>

Escuchamos como se abría la puerta de la habitación y se volvía a cerrar de un portazo. Y después... silencio.

- ¿Qué clase de persona va de vacaciones a un hotel y come en la habitación? – Preguntó Alexandra.

- No lo sé Ale – empecé a decir – no es asunto nuestro.

- No pensabas lo mismo cuando has pegado la oreja a la pared para escuchar lo que decían.

- Solo quería saber que no pasaba nada malo – me justifiqué.

- Ya claro – me dijo poco convencida – entonces podemos seguir con la película.

Retomamos la película por donde la habíamos dejado y cuando acabó las dos luchábamos contra la pesadez que sentíamos en los ojos. Eran las cuatro menos veinte de la madrugada y, si queríamos aprovechar el día, deberíamos dormir ya.

- Me siento como si me hubiera atropellado un camión – dije mientras me levantaba para ir al baño.

- Yo como si me hubiera caído desde la terraza de un edificio de 50 plantas – nos echamos a reír.

- Qué raro, aún no han vuelto. - dije mientras volvía del baño.

- ¿Quién? – preguntó Ale.

- Los de la habitación de al lado.

- ¿Y qué pasa? Si quieres vamos a buscarlos, les regañamos por llegar tarde y los castigamos sin bañarse.

- Eres tonta – empecé a decir – es solo que me preocupa que les haya pasado algo. Aunque estuviera enfadado también parecía preocupado.

- Estarán cansados como nosotras – intentó convencerme – Por el amor de Dios Chloe, apaga la luz y vamos a dormir o te juro que mañana me paso todo el día durmiendo.

Apagué todas las luces de la habitación, cerré las cortinas del balcón para que no nos molestara la luz y me metí en la cama con Alexandra. No tardamos mucho en quedarnos dormidas. El asiento de un avión no es para nada el mejor sitio del mundo para dormir, me dolía la espalda y el cuello. No recordaba la última vez que me sentí así de cansada.

- Joder ¿Qué coño es ese ruido?

Estaba soñando cuando Ale me despertó. Miré la hora en el móvil, lo había dejado cargando en la mesilla de noche que tenía al lado de mi parte de la cama.

- Estas soñando Alexandra – dije medio durmiendo – son las cinco y media de la mañana, no creo que nadie esté bajando a desayunar ya. Una cosa es aprovechar el día y otra levantarse a estas horas en las que ni si quiera me considero persona. Vuelve a dormirte o baja a desayunar tú también, pero déjame tranquila.

Cuando menos te esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora