𝟎𝟖: 𝗺𝗶 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗼

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A penas su cuerpo y el cómodo asiento del colectivo hicieron contacto cayó en los brazos de morfeo. Siempre le ocurría exactamente lo mismo cada vez que debía viajar, ya fuese en coche o en autobús como era el caso, y nunca podía disfrutar de los distintos paisajes.

Pero para esta vez tenía una justificación: estaba cansado. No había pegado un ojo en toda la noche, y a las cuatro a.m. ya se había levantado para revisar si estaba todo en orden.

En el otro extremo del colectivo se encontraba un peli-rubio junto a dos chicos de otro curso. Milagrosamente nadie se había dado cuenta de los dos infiltrados, y para cuando la profesora lo hizo ya era demasiado tarde.

—¿Y cuál es el chico, hyung?

Se encontraba incado de rodillas en sentido contrario a como estaban los asientos, su acompañante también.

—Taehyung, ¿cómo es posible que nos lo diga justo en este momento?. Estamos de infiltrados en un colectivo que no era el nuestro, y sus compañeros ni nos conocen. ¡Va a parecer raro!

—Bue-bueno, Kookie, yo-yo solo quería saber.

Jimin suspiró poniendo los ojos en blanco. Esos dos se la pasaban peleando por absolutamente todo, y Jungkook se comportaba realmente de forma tan grosera con Taehyung que realmente ya no los aguantaba. Iba a hacer que se sentaran manteniendo distancia para ver si así se tranquilizaban.

—Duerme como un angelito tres asientos más atrás, hundido en su lugar y parece un gato de papelcuriosos los dos chicos levantaron la vista, buscándolo sin tanto disimulo.

—Oh, oh, ¡yo sé quién es, sé quien es Jimin hyung!—el ánimo de Jungkook de repente había pasado de ser serio a emocionado.

El rubio lo miró con duda.

—¿Lo conoces?

—¡YoonGi hyung es mi primo!

Oh, claro, de tal palo tal astilla.

»🍑«

El viaje duró al rededor de seis horas, en las cuales cierto peli-rubio tuvo que aguantar a los bulliciosos de sus dos amigos y el infernal dolor muscular -por la mala posición en la que llevaba bastante tiempo- que se estaba apoderando de su cuerpo.

A eso de las tres y treinta, luego de que les dieran el almuerzo -Que habían sido solo sándwiches de jamón y queso con jugo de frutas- aún en el colectivo, Jungkook se quedó dormido y lo más gracioso de todo es que fue sobre el regazo de la persona que "tanto odia".

Sin dudarlo esos dos eran un caso.

Cuando todos los alumnos habían llegado al lugar donde se realizaría el campamento, eran las cinco de la tarde. Cada estudiante se hizo cargo de su equipaje, y luego de oír el típico reglamento dado por los profesores y coordinadores llegó la hora de escoger un lugar donde armar la tienda de dormir.

Yoongi se restregó las manos entre si, había bajado la temperatura pues el cielo estaba nublado y el tenía puesta una remera con las mangas cortas.

Sentía que se iba a congelar.

Sus compañeros -los que asistían con él y los de otros cursos-, estaban por doquier levantando sus carpas, algunos simplemente hablando o jugando con un balón.

Y luego estaba él, en un grave -aun que no tanto- problema, y todo se debía a ser un dormilón.
Su madre lo querrá matar si no regresara a la casa junto a su preciada carpa, y él se sentía un idiota por haberla perdido.

¿Dónde diablos iba a dormir entonces?. Tenía su bolsa de dormir y las demás cosas, pero no la tienda. Y era sumamente esencial para el campamento.

Luego de debatir internamente entre hacerle saber a su profesora sobre lo ocurrido o no por casi una hora y media -en donde había fingido tener problemas digestivos encerrado en el baño hasta armarse de valor para perder su dignidad- se acercó a la señora Lee.

—Profesora Lee, pe-perdí mi tienda de dormir. La puse en el portaequipajes y cuando la quise agarrar ya no estaba.

La mujer asintió, colocándose los anteojos, sin mucha preocupación aparente.

—Bueno, buscaremos tu tienda pero hasta salir del apuro—sacó su celular del bolsillo y envió un par de mensajes rápidamente—, tendrás que dormir con otro de tus compañeros de curso. ¿Tienes algún amigo jovencito?.

Iba a responder «Si, y es Jimin» pero dudaba que por como estaban las cosas el rubio quisiera siquiera verle la cara.

Negó con la cabeza.

—Eh, n-no realmente.

Segundos después, la profesora levantó la vista del celular para mirarle a los ojos. YoonGi ya se estaba desesperado, pues la mujer parecía tranquila ¡y él moría de frío!.

—Me dice la coordinadora que a uno de tus compañeros no le molesta que duermas en su carpa, pero ella no recuerda su nombre con exactitud—el menor la escuchaba atento—. ¿Quieres que le diga a Dahyun que venga por tí y te lleve a donde tu compañero?.

No tenía la menor idea de quién podía ser esa ser caritativo, pero le daba igual. Lo importante era no morirse de frío en la primer noche.

—Por favor.

En los minutos que tardó la coordinadora en venir por él, se dispuso a observar a su alrededor. Entre tantos problemas que le habían surgido no le dió tiempo a apreciar el hermoso bosque dentro del que se encontraba.
El pasto estaba corto y de un tono verde suave, con algunas flores silvestres dandole toques de otros colores, los árboles de álamo, cerezo y sauce los rodeaban.

Se veía todo realmente muy lindo.

—¿Eres YoonGi?—una voz femenina lo hizo voltear, encontrándose con una mujer alta y de esbelta figura vestida completamente de color verde—, yo soy Dahyun, una de las coordinadoras. ¿Vamos con tu compañero?

El menor asintio, sonriendole levemente. Reforzó el agarre en las correas de su mochila y en silencio siguió a la mujer.

No prestó demasiada atención a su alrededor más que en Dahyun, ni por donde estaban caminando. Se sumergió en sus pensamientos -que no iban más allá de querer saber de quién sería la tienda en la que iba a dormir-.

—¿Yoongi, cariño me escuchas?—pestañeo un par de veces y reaccionó—. Esa es la carpa, pequeño-la coordinadora señaló junto a un árbol, metros más adelante, donde una tienda perfectamente armada y de color amarillo se podía apreciar. Asintió con la cabeza, indicandole que le habia escuchado-. Bueno, mi labor acaba aquí. Cualquier inconveniente, no dudes en avisar a los profesores o a mi.

No había alcanzado a darle las gracias y la mujer ya había desaparecido, tan escurridiza como una paloma.

Suspiró, centrando su atención en la llamativa carpa amarilla. No parecía que el dueño estuviera en ella, pues no veía que alguien se moviera o ninguna señal de "vida". Aun así, dudoso se acercó con intenciones de meterse dentro y dejar su mochila; después de todo la misteriosa persona había dicho que no le molestaba tenerlo ahí.

Se agachó en la entrada, y notó que había un chico pero no podía verlo bien debido a que estaba algo oscuro.

—¿Hola?

—Hola YoonGi hyung.

ᏆɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴇᴍᴏՏ ミ γοοимιи ❪τєямιиα∂α❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora