𝟏𝟑: 𝗘𝘀 𝗹𝗼 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿

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El último día en el campamento fue el más tranquilo de todos. No hubo actividades obligatorias más que comenzar a guardar lo posible, pero ciertas personitas estaban tristes.

Las razones eran totalmente diferentes, pero en algún punto se igualaban.

Taehyung y Jungkook volverían a meterse en el clóset mientras que YoonGi posiblemente aceptaría sus sentimientos por Park, y de éste último no volverían a saber.

Todo estaba saliendo como lo había planeado con sus dos amigos menores, y decir que los nervios no lo estaban carcomiendo por dentro era una vil mentira. A pesar de eso; se mantenía lo más sereno que podía.

—Intercambiemos otra cosa hyung, ya aburre—hizo un puchero con sus labios, intentaba actuar tierno sin darse cuenta de que para cierta personita de ojos negros él naturalmente era lo más tierno y lindo del mundo.

—¿Qué propones?

Era ese momento o jamás podría hacerlera, después cerciorarse de que la mayoría de sus compañeros dormían en sus asientos se aclaró un poco la garganta y se inclinó un hacia el mayor.

—Si tu me das un beso, yo te doy otro.

—¡¿Qué?!

—N-no, yo no quise... no me ma-malentiendas—avergonzado rápidamente bajó la cabeza, comenzando a juguetear con el borde de su abrigo.

El mayor no emitió palabra alguna hasta dentro de unos cuantos minutos.

—¿Te cepillaste los dientes?—soltó bajito y firme, pero sobretodo con seriedad.

El menor se atrevió a mirarle aún con el rostro caliente, curioso.

—¿Cómo?

—¿Te has cepillado los dientes?—reiteró, en un tono de voz un tanto más elevado que el anterior.

—Por supues-

El mayor no le dió tiempo a seguir hablando, y sin importar que alguien los pidiera estar mirando lo tomó del cuello de la campera y lo atrajo a su cuerpo. Sus narices se tocaron, y con sutileza sus labios se juntaron. Con los ojos cerrados, con los corazones acelerados.

YoonGi había descubierto cosas en solo un par de segundos, o más bien ahora era capaz de aceptarlo. Por que él se había besado con otros chicos antes pero solo era por diversión, jamás sintió las dichosas mariposas ni jamás se puso tan nervioso con alguien que no fuese Jimin.

Y hasta ahora se daba cuenta que besarlo hasta que le acabara el oxígeno podría haber sido su actividad favorita durante todo ese tiempo.

—Hyung...

Sonrieron cómplices mirándose tímidamente.

—Park Jiminie, ¿acaso me hiciste algún amarre para que me sintiera así de raro contigo?

Las mejillas del peli rubio se tiñeron de color rojo, luciendo como un par de luces traseras de un coche. Volteó la cabeza hacia la ventana y se perdió mirando por ella, inconscientemente buscando sentir la mano del mayor  con la suya. YoonGi entendió e hizo a sus dedos chocar y entrelazarse con los del menor, provocando que Park sonriera.

Entre una cosa u otra ambos, terminaron en los brazos de morfeo, roncando como les pasaba siempre.

Uno soñaba con su cachorro peludo que le esperaba en casa moviendo la cola y soltando chillidos de felicidad, mientras que el otro soñaba que estaba preparando sus maletas. Y a decir verdad, ninguno de los dos sueños estaba tan errado.

Quien despertó primero fue el rubio. Por un movimiento brusco del colectivo acabó golpeándose la cabeza contra el vidrio, por lo que abrió los ojos de golpe. Se asustó un poco pero al comprobar que no había llegado a cortarse pudo quedarse tranquilo.
Se volteó a ver a su acompañante pero éste dormía con los labios un poco separados, aunque no roncaba. Jimin sonrió, atreviéndose a acariciarle el cabello y tocar sutilmente con la llena de sus dedos la mejilla del mayor.

Volvió a mirar por la ventana y se dió cuenta de que estaban por llegar al lugar de partida: la escuela.

Tengo que decirle cuando despierte, se dijo a sí mismo. Y se lo repitió unas diez veces más, porque no quería hacerlo aunque fuera necesario.

—¡Todos abajo por favor!—pidió una profesora, en un tono aceptable para no aturdir a nadie.

Jimin suspiró y miró a su acompañante. Lo movió un poco y milagrosamente funcionó.

—¿Hmm? ¿Jiminie? ¿Que pasa?—cada palabra era un balbuceo, mientras se restregaba los ojos con el dorso de la mano.

El menor sonrió un poco sin soltarle la ropa de la que lo había sacudido.

—Ya llegamos, hay que bajar hyung.

—Oh, claro—bostezó, intentando ponerse de pie. Pero Park no lo soltaba aún—. ¿Que ocurre?

Jimin cerró los ojos, tomó aire y contó hasta tres para largarlo de una vez por todas.

—Me voy a cambiar de escuela, y lo más probable es que me mude a otra ciudad.

Bien. Ya lo había dicho. Ahora podía irse en paz, estaba libre de pecados.

—¿Estás bromeando?

¿O no era así? Uhm... ¡claramente no era así!

¿En qué demonios estaba pensado? Estúpido Park Jimin. ¿Porqué soy tan tonto, joder? Se dijo a sí mismo.

Para el era fácil levantarse, por lo que eso hizo, y con rapidez tomó sus cosas. Salir corriendo no le presentó ningún problema, principalmente porque YoonGi no reaccionó tan rápido.

Pero ya estaba todo ganado cuando su voz irrumpió el barullo de estudiantes que esperaban a sus padres en la escuela.

—¡Jimin, espera! ¿qué ha significado todo esto?

Cerró los ojos un momento y volteó, muy en contra de su idea principal que era huir. El mayor estaba a unos seis metros, la expresión de su rostro era una mezcla entre confusión y alegría.

Park suspiró antes de dar un par de zancadas para quedar frente al mayor.

—Yoon—rodó los ojos y le apretó las mejillas con cariño—, ¿acaso necesitas que te deletree el abecedario?

—Necesito que—le dió un pequeño pico—, te quedes—otro más—, conmigo.

Jimin comenzó a alejarse, solo las puntas de sus dedos se tocaban. Cerca y lejos a la vez.

—Es lo mejor. Para los dos.

YoonGi se sentía desesperado y decepcionado, había tenido a Park entre sus brazos solo un par de horas y eso fue suficiente para ahora extrañarle exageradamente mientras le veía alejarse.

Pero aunque pudo, no fue tras él.

Por que Jimin estaba mintiendo, era una broma para hacerse el difícil y entonces en la semana próxima le vería en la escuela y tal vez le invitaría a una cita.

¿Cierto?












Fin.




ᏆɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴇᴍᴏՏ ミ γοοимιи ❪τєямιиα∂α❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora