Invasiones bárbaras

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-Puedo preguntar ¿Qué hace Harry Potter en mi puerta?- 

-Estoy seguro que no es por nosotros, negó el trabajo de ir a hablar contigo. No nos culpes, lo intentamos pero no lo logramos.- Draco estaba enojado, sabía muy bien que la mayoría de boutiques para las que había modelado algún día le habían puesto precio a su presencia. -Si él esta allá es por su propia decisión, nosotros no pagamos nada.- 

-Entonces ¿Está de visita?- Preguntó Malfoy mirando la puerta, Harry estaba sentado en el escalón de entrada encontrando formas en las nubes.

-Eso ya no es mi problema.- Respondió Theodore y colgó, para ser el representante legal de Draco era un poco grosero. Malfoy por su parte organizó los cojines del sofá y sirvió té helado. El verano en las zonas rurales no se debe tomar a la ligera.

-Entra Potter, no quiero tratar contigo insolado.-

-¡Malfoy! Gracias, justo estoy de vacaciones y quise verte. Espero no ser mucho problema...- Malfoy escondió su desagrado y lo dejó entrar, él podía ser un patán con cualquier persona pero con Harry hacia el esfuerzo de suavizar sus palabras y contener sus insultos.

Al entrar, Draco se dirigió a lo que parecía ser la cocina, la cabaña era por poco gigante, rustica en realidad. Harry pasó de la puerta y entró con su única maleta. Se sentó en el comedor, Harry casi siempre estaba callado, meditaba las cosas y visualizaba todas las posibles situaciones que podía experimentar, pero con Draco se relajaba. Era fácil para Harry dejar de pensar cuando estaba con algún Malfoy, fuera Narcissa o Lucius o, en este caso, Draco.

-Tengo té helado o té helado, ¿Qué quieres?- Harry rio un poco y siguió los pasos de Malfoy hasta la cocina. Le quito los vasos con té de la mano y comenzó a abrir los cajones, sacó un cuchillo, una tabla, un exprimidor y azúcar. -¿Tienes limón?- Preguntó, Draco abrió el refrigerador y sacó dos limones.

-Tan dulces como yo.- Mencionó mientras los dejaba al lado de los materiales de Harry.

-Entiendo, más azúcar.- Al acabar el té helado era mucho más delicioso y dulce, a Harry le encantaban los dulces y Draco lo toleraba, aunque si fuera por otra persona no dejaría que le pusieran limón y azúcar a su preciado té de Tailandia. 

-Entonces, no sé como formular la pregunta... ¿A qué debo tu visita? o ¿Por qué no viniste por once años?- 

Juguemos a que no me haces daño [Drarry/Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora