Fuerzitas

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El trabajo de los códigos están echa, termine dos días después ya que tenía que atender a mi bello gatito, solo me falta entregarle los archivos a Onu y soy libre.

Ahora mismo me encuentro empacando mis cosas para irme directo a Italia, hace tiempo que no visito ese territorio, apuesto que es hermoso. Me llegó un mensaje que una camioneta pasara por mi y me llevará al avión, que de igual forma me llevará a mi destino. Obvio que llevaré al Señor Bizcocho, no puedo dejarlo aquí, el personal ya está demaciado ocupado con los otros animales como para estar cuidando a una bolita de mantequilla.

Compré una jaula para el Señor Bizcocho y que no aya inconvenientes con el. Le avisé a la señora Ivonne que me iría otra vez, me fue difícil quitarme a las niñas de encima, al final su madre me ayudó a calmarlas, tuve que prometerles que después de mi trabajos estaría con ellas conviviendo.

-Maletas listas- cerré la maleta y puse cómodo al Señor Bizcocho en su jala colocándole un cojín para que duerma en el.

-Me daré una ducha rápida y listo a chingar a su madre-

Me quite mi camisa gris que traía puesta al igual que mis pants negros y mis tenis rojos, el día es muy caluroso, así que me bañe con agua tibia. Terminando seque mi cuerpo y salí con una toalla en la cintura, busqué algo cómodo y fresco para ponerme. Así que opte por ponerme una camiseta blanca ajustada, un pantalón de mezclilla negro y zapatos de cuero cafés y claro para rematar mi paliacate rojo, peine un poco mí cabello y lave mis dientes.

Al terminar escuché el claxon de un carro, me asome por la ventana y ví una camioneta negra con banderas de la ONU, con ella venían otras dos como escoltas.

Tome mi maleta con ruedas, al felino que ya estaba cómodo en la jaula y baje, en el portón ví a la familia Felipe. Me acerque para despedirme.

-Ten cuidado Mex-

-Si soñara-

-¡Mex me traes un recuerdo!- me pidió emocionada la más pequeña. Me agache y le acaricia el cabello güero y lacio que tenía, y es que la familia Felipe tiene de todos tipo de colores, la más pequeña parecía gringa, la del medio tenía mi color de piel un poco más fuerte, como color chocolate y su cabello era café oscuro y chino, la más grande tenía tez blanca y muchas pecas, su cabello era castaño oscuro y ondulado, su madre era morena con el cabello negro y lacio. Me encanta.

-Esta bien, te traeré dulces italianos- le contesté y ella asintió.

-Señor México tenemos que partir ya- hablo uno de los guardaespaldas vestido de traje con lentes oscuros y un comunicador en su oreja.

-Un segundo- me levanté y tome mis cosas -Me voy, por favor cuidense mucho- me acerque a la mayor y le di un beso en su mejilla, a la segunda en su frente y a la pequeña en la nariz.

-Llama cuando llegues aya-

-Esta bien- de igual forma le di un beso en la mejilla a la jefa.

Mi maleta fue colocada en la cajuela y el gato dentro de ella, me subí y baje la ventana para verlas, ellas hacían movimientos de despedida con las manos. La camioneta se encendió y comenzó a moverse. Escuché gritos.

-¡Asta luego!-

-¡Vete por la sombrita!-

-¡No olvides mis dulces!-

-¡Yo quiero una pizza!-

Saque medio cuerpo y me despedí otra vez.

-¡Cuidense las quiero!- grite antes de que la camioneta pasara la puerta principal de la casa, de poco a poco deje de verlas y escucharlas, metí mi cuerpo otra vez a la camioneta, es más lujosa de las que yo suelo usar, tenía muchos botones y un espacio lleno de dulces.

México Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora