Mascota

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(sin corregir) (encontrarán faltas ortográficas)

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Después de la estupidez que hize con ONU me dirigí de vuelta a la sala de juntas dónde dejé mis cosas. En el camino ví los papeles que me entregaron, fantástico, tendré que desperdiciar valioso tiempo llamando y hablando con todos los países, que son muchos, 194 contándome. Mi vista volvió al frente, note como varias de las empleadas y asistentes de los countrys y presidentes me miraban coquetas, ya me estoy artando, y no me refiero a que me molesta tener la atención de muchas mujeres hermosas, jaja claro que no, quiero decirte que me molesta el no poder divertirme con ellas, el cabezita de algodón me dijo que dejara de relacionarme con cualquiera que se me pegue con intenciones poco profesionales o amistosas. Esto será una tortura.

Mis pensamientos se bloqueron cuando ví una máquina expendedora en el pasillo donde estaba caminando,  era de frituras, tenía bolsitas de todo tipo de colores.

-Ahora que lo pienso, no he desayunado- saque un billete africano con el número de valor correspondiente, lo metí en la máquina, apreté el botón B3 que es donde estaba las golosinas de chocolate -Ven a mí- pege mi cara al cristal viendo cómo la bolsita de dulces comesaba a moverse para caer y poder tomarla.

Al parecer le caigo mal porque la pinche máquina culera se trabo dejando medio colgada la bolsita.

-¡Puta madre! ¡Pinche máquina estúpida!-

La golpe y patie sin llegar a dañarla, la tomé de los lados y con fuerza la sacudí, para mí buena o mala suerte más bolsitas cayeron pero no la que quiero. Me puse de cunclillas y saque las demás bolsitas que cayeron, las metí en mi playera dandome una imagen de alguien gordito, jaja siempre quise tener panzita, me senté y metí mi brazo a la máquina para tratar de agarrar la bolsa de chocolates pero estaba muy alta.

-Me lleva la que me tengo-

Me reincorpore haciendo que el sonido de las bodas se oyera fuerte. Mire de nuevo la máquina, al diablo las formalidades, levanté mi brazo con el pucho cerrado, tome impulso para poder quebrar el cristal pero antes de que hiciera mi tontería un sonido pequeño y tierno llamó mi atención. Dirigí mi vista hacia abajo y ví a un gatito blanco esponjoso y con ojos azules, sentí un sensación muy rara, mis mejillas me ardían y mis ganas de abrazarlo me inundaron.

-Miaw-

Al momento de maullar mi corazón se derritió. Me agache y tome con cuidado al felino haciendo que sus patitas traseras colgarán.

-Awwww eres una lindura- lo abrace entre mis brazos dejándolo boca reina viéndome -Eres tan lindo y esponjoso- pegue mi mejilla a su bella carita, sus pelitos blancos me daban cosquillas -Jajaja ¿qué hace una cosita tan linda en un lugar como este?- sus ojitos hermosos brillaban con intensidad con sus pupilas muy grandes, su boquita entre abierta me dejaba ver sus dientitos y sus colmillos. Sus patitas súper suaves y sus huellitas rosaditas y bellas.

-¿Dónde está tu dueño?- mire a los lados pero no encontré a alguien -Hijos de la chingada, no me digas que te abandonaron- por alguna razón el gatito asintió con los ojos tristes -Awww... ¿Como pudieron hacerle algo así a una criaturita tan linda como tú?-  le acaricie su barbilla y el gustoso se dejó querer -Uooo... Ya se que hacer... Apartir de ahora eres el Señor Biscocho- El maullo como afirmando el nombre.

Reí y le seguí dado cariño, soy amante de los animales, cada ves que puedo visto zoológicos o algún refugio para pasar tiempo con los seres más hermoso de mundo. Incluso cuando estoy serca de uno puedo sentir que me transformó en uno de estos magníficos seres.

Así que lo adoptaré, de todos modos necesito compañía, cuando estoy en mi casa estoy muy aburrido, aunque mis amigas empleadas están siempre están en sus asuntos, y cuando estoy trabajando me siento muy solo.

México Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora