Capítulo 3

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 A las 8 am en punto un auto estaba esperándola, bajó rápidamente y subió al auto.

—Buenos días Coronel —el coronel Phillip solo le dio un gruñido y arrancó el auto.

Se sentía nerviosa, pero por lo menos estaría con Steve, eso era mucho mejor que pensar que pasaría por eso solo y simplemente esperar noticias de que nada haya salido mal.

Miro el lugar por donde pasaba, eran bastante conocidos, lugares que solían frecuentar, se mordió el interior del labio y el auto se detuvo delante de una pequeña tienda de antigüedades.

—¿Dónde estamos? —bajo del auto y siguió al coronel.

—Donde debemos estar —entró a la tienda al tiempo que una señora canosa salía.

—Una mañana preciosa ¿no cree? —sonríe.

—Sí, pero yo siempre traigo un paraguas —dijo de mala gana y Hope miró a ambos confundida.

La señora asintió y se acercó a un lado detrás del mostrador, pasaron detrás de la tienda donde se encontraba un librero realmente grande, el coronel tiro de un libro revelando una puerta secreta.

—Wow, genial —Hope sonríe al tiempo que sigue al coronel y caminan por la base.

—Te debes quedar en el lugar que te designen, hay gente importante en este edificio —El coronel la mira de reojo.

—¿Podré ver a Steve?

—A eso vinimos niña —Hope rueda los ojos y llega al lugar.

—No soy una niña —murmura.

—Coronel —saluda el doctor y luego la mira—. Señorita Miller.

Hope sonríe y asiente en su dirección.

—Este es el señor Stark —señala al pelinegro.

—Hope Miller, un gusto —le sonríe y extiende su mano.

—Howard Stark —la toma y besa su dorso.

—No estamos para coquetear Stark —mira a la cabina—. Ya están llegando.

Justo en ese momento Steve entró al lugar y Hope sonrió antes de acercarse.

—Hope —Steve sonríe— ¿qué haces aquí? —se acerca a abrazarla.

—No puedo dejar a mi hermanito enfrentarse a un experimento solo —sonríe correspondiendo el abrazo y mira a Peggy—. Agente Carter.

—Señorita Miller —sonríe.

—Steve —el doctor se acerca a Steve—. Señoritas, creo que estarán más cómodas en la cabina.

—Sí —ambas le dan una última mirada a Steve antes de subir.

—¿Me escuchan? ¿Funciona? —el doctor tomó el micrófono mirando hacia la cabina—. Señoras y señores...hoy no daremos otro paso hacia la aniquilación sino el primer paso en la senda de la paz.

Empiezan a cerrar aquella extraña máquina donde se encontraba Steve y Hope respira nerviosa entrelazando sus manos y apretándose entre ellas.

—Comenzamos con una serie de microinyecciones en el grupo muscular superior del sujeto. El suero causará un cambio celular inmediato. Y luego, para estimular el crecimiento saturaremos al sujeto con Vita Rayos —el doctor caminaba tranquilamente de un lado al otro.

Vio como inyectaban a Steve, suspiró temblorosa.

—La inyección del suero. Comenzando en cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno —vieron cómo todo empezaba—. Ahora Sr. Stark.

La máquina se colocó de manera vertical y se cerró, Hope sudaba frío y veía la inquietud en otros como el coronel y Peggy. Escuchó el grito de Steve y salió de la cabina lo más rápido que pudo siguiendo a Peggy. Apoyo el hecho que lo apagaran, pero Steve gritó que no lo hicieran, odiaba que fuera tan terco. La máquina se detuvo y al abrir...

—Hijo de perra... —Hope abrió mucho los ojos y bajó rápido siguiendo a Peggy.

—¿Cómo se siente? —La agente Carter lo miró de arriba abajo.

—Más alto —dijo con la respiración agitada.

—Está más alto —dijo mientras le extendía una camiseta.

—Y más musculoso, más ancho, por Dios te comiste al otro Steve —dijo Hope divertida.

Steve ríe levemente, se escuchaban las exclamaciones de sorpresa, las felicitaciones al doctor, de repente una explosión se expandió por la cabina, todos se agacharon por inercia.

—¡Detenganlo! —gritó el doctor al mirar a un hombre que había tomado uno de los sueros restantes, mismo hombre que levantó su arma y dio dos disparos al pecho, se escucharon gritos.

Todo se volvió un caos, la agente Carter disparo logrando darle en un brazo, Steve se agachó a la altura del doctor junto a Hope, Peggy corrió detrás del hombre y en sus últimos momentos el doctor tocó el pecho de Steve, disparos sonaban arriba. Steve corrió y Hope subió lo más rápido que pudo.

—¡Miller! —el coronel la llamó—. No puede ir, es peligroso.

Ella lo miró, hizo una mueca y Peggy entró de nuevo.

—Rogers lo está persiguiendo —mira al coronel.

—Stark, quédate con la chica —subió rápidamente.

Hope miró nerviosa el lugar, algunas áreas aún estaban incendiadas, sintió a Stark a su lado y suspiró nerviosa.

—Estará bien, si todo salió como debía, esto solo será una pequeña caminata para él —Stark intentó calmarla.

—Eso no me da mucha tranquilidad —niega.

Hope and winterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora