Descifrados

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—Mi-do-ri-ya.

Dio un respingo cuando los amigos de Bakugo aparecieron detrás de un momento a otro. No esperó una aparición así mientras entrenaba en el bosque cerca de la academia.

—A-Ashido-San, ¿qué pasa?

Quería irse, porque esa mirada complique que compartieron no podría tener nada nuevo.

—Veras —inició el rubio—, suponemos que sabes porqué pelearon Todoroki y Bakugo ayer.

—Bakugo no nos quiso decir detalles —agregó el pelirrojo.

—Oh, yo tampoco lo sé —habló recordando la charla con su amigo—. Solo que tenían ideas diferentes sobre un tema.

Plan A ha fallado, imaginaron que el heterocromatico le contaría algo a su mejor amigo, pero no. Entonces Plan B.

—¿Sabes lo que pasó antes de que discutieran? —tanteó Hanta.

El sonrojo en el rostro pecoso fue un rotundo sí, bien, al menos esta parte estaba funcionando.

—Todoroki me dijo que saldrían —afirmó rascándose la nuca.

Fue sorprensivo escuchar eso, quizás estaba equivocado pero estaba seguro que podría ser una cita. Solo que Shoto no pudo decir si lo era, él lo clasificó como una salida de amigos.

—Sí, Blasty invitó a Todoroki a una cita —recalcó alegre, para luego cambiar de emoción a una más apagada—. Pero pasó lo que pasó y no sabemos si sigue en pie.

—Pero —interrumpió el de dientes de tiburón—, no era eso. Bakugo se quiere disculpar con Todoroki, queremos ayudar.

—¿Kat-Chan? ¿Disculparse?

Midoriya a dejado de funcionar.

Entonces sí era, sí era, su mejor amigo de infancia gustaba de su actual mejor amigo. Porque que Katsuki se disculpe requiere de un cariño grande.

—¡Concentrate, hombre! —Ashiso lo sacudió para poder terminar esto— ¿Cuál sería la mejor forma de pedirle perdón a Todoroki?

—Lo pensamos, pero ninguna idea nos convenció —señaló Sero.

—Pues —comenzó a pensar, poniendo una mano en su barbilla—, a Todoroki le gustaría una disculpa simple, que la persona acepte su error. No es necesario hacer tanto.

—Llegar, disculparse, ¿y ya? —enumeró Kaminari— Hombre, que seco.

—No, no —alegó Izuku buscando las palabras—. No acepta cualquier disculpa, solo las que son de verdad.

—¿Como sabe cuales son? —cuestionó el pelinegro.

—Me dijo que lo siente, sabe cuándo es real y cuándo no. Tampoco supo explicármelo bien.

Bien, tenían material suficiente para darle ideas a su líder, ahora solo tenían que regresar para contarle todo.

[...]

Quién sabe dónde se habían metido los idiotas, pero el ya estaba camino al quinto piso.

Su instinto le gritaba que fuera a remediar lo que había hecho. Se cansó de darle tantas vueltas al asunto; conocía a ese témpano de hielo, una disculpa seria lo más sensato de todos modos.

Una vez que había tocado y la puerta fue abierta pudo ver a Todoroki, no lo dio a notar mucho pero parecía sorprendido.

—¿Puedo pasar?

LavenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora