Adivina

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Tomó su pastilla para salir en dirección a su clase.

Aun el recuerdo de su cita le sacaba alegría cada que lo recordaba. A palabras de Katsuki, sería el mejor pretendiente que alguien alguna vez allá tenido; solo por y para él.

La mayoría no consideraría cortejo lo que hacía, pero eran las pequeñas cosas las que valían mucho.


[...]

—Viejo.

Lo pensó mucho, y no por Bakugo ni por Touya, sino por el mismo; claro que que esos le dieron ese apoyo para hacerlo, aunque todavía no se los diría.

¿Shoto?

—Voy a dejar los inhibidores.

Sí, era cansado ocultarse todo el tiempo, nunca se acostumbró y ese no era él.

Ya era tiempo de tirar esa pequeña máscara.

Oh.

—No te estoy preguntando.

¡Shotoooo! —gritó feliz.

Eso lo confundió, sabía que escucharía ese grito pero no con ese sentimiento.

¡Te tomaste la molestia de avisarme!

—No es la gran cosa —habló cohibido, si estuvieran frente a frente estaba seguro que iba a recibir un abrazo se ese hombre.

Por el lado de Enji, estaba tan lleno de alegría que se le podría salir una lágrima. Si Shoto quería dejar esas pastillas, las iba a dejar.

Quiero que sepas que me hace feliz que me lo comuniques. Deja los inhibidores, beta, omega, sigues siendo tú.

La sonrisa traicionera salió al escuchar a su padre decir eso.

Demuéstrale a todos que nada te detiene.

[...]

—Haz mejorado, Mitad-mitad —halago terminado de cocinar.

No se comportaban como una típica futura pareja, porque no era para ellos ser cursi todo el puto día.

Preferían platicar cuando quisieran, hablar de cualquier tema, entrenar; darse su espacio. Eso era balance y era jodidamente perfecto, sin forzar nada.

—Ojiro es un buen maestro.

Ciertamente su desempeño en combate cuerpo a cuerpo fue en gran parte a la ayuda de ese chico rubio.

Comenzaron a comer, sentados lado a lado.

—Bakugo, voy a dejar los inhibidores.

Por unos segundos dejo de comer, solo para después tomar la mano de su contrario.

—Bien.

Su olor se expandió un poco, imaginaba que estaba algo ansioso por lo que haría, Shoto agradecía eso.

Al siguiente día sería viernes, el lunes llegaría con su verdadero aroma haciendo que todos lo supieran.

LavenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora