BOGDAN II

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-Amigo, estás muy distraído. -Su primo Patreck tenía un libro abierto en las manos. -¿Estás bien?
-Sí. -Bog también tenía un libro en las manos, el sabio los había puesto a leer la historia de los Crow, pero el chico estaba sumido en otros pensamientos, no dejaba de pensar en el día que si tía y su prima se marcharon al Nido escoltadas por la guardia personal de Lord Jonos. En el camino de regreso a la torre de los consejeros los habitantes de la Capital no habían quitado los ojos de Jonos, Patreck y Bogdan. En las miradas de las personas había algo que Bogdan nunca había visto, miedo.- Me distraí un momento.
-Si no terminas de leer el sabio te va a obligar a quedarte más tiempo y tenemos que ir a entrenar.
-¿Conoces al tipo que nos va a entrenar?- Lucas había partido con su tía por lo que se habían quedado sin maestro.
-No, pero es el que entrenaba al príncipe antes de que se fuera.
-¿Cuánto tiempo tiene de se fue?
-Un par de meses.
-¿Crees que regrese?
-No lo sé, no lo conocía muy bien. -Su primo, el príncipe Rowain siempre fue un poco callado y altanero, no se llevaba con nadie que no fuera su familia directa. -Creo que no éramos de su agrado.
-Lo que pasa es que es un tipo aburrido, nunca entrenó con nosotros.
-Ni con nadie. -El príncipe heredero sólo se entrenaba con su maestro de armas y de vez en cuando con uno que otro soldado curtido.
-Su hermana es peor.
-Ni que lo digas, creo que nunca se le ha pasado por la cabeza la idea de hablarle a alguien de cuna menos noble.
Ambos chicos habían cerrado los libros y seguían platicando de su familia cuando el sabio entró silenciosamente en la habitación y los sorprendió distraídos.
-Jóvenes. -Dijo alzando la voz y mirándolos con severidad.
-Sabio. -Patreck Crow tenía las mejillas rojas y estaba un poco nervioso. -Lo que pasa es que...-El chico miró su primo en busca de ayuda.
-Teníamos mucho tiempo leyendo y los ojos nos habían empezado a arder. Estábamos tratando de encontrar similitudes entre nuestros antepasados y nuestra familia actual.
-Dime algunas. -El sabio conocía la astucia de Bogdan y no se iba a dejar engañar tan fácil.
-Nuestro tío el rey es un poco como Rickard primero. En el libro dice que era una persona callada, pero inteligente y sabio.
El sabio tenía como obligación servir al reino y al rey, aprobaba cualquier alabanza dedicada al rey.
-Tienes muchísima razón, Bogdan. -El sabio le sonrió satisfecho. -Nuestra alteza es un hombre sabio y Rickard Crow primero ha sido de los mejores reyes que han habido a lo largo de la historia. Parece que hoy sí se esforzaron. Vamos, váyanse a golpear con sus armas antes de que encuentre algo más para ustedes.
Ambos chicos dejaron los libros en una mesa y salieron rápidamente de la estancia. Bajaron las escalones de la Torre de los Consejeros y salieron al patio, pasando entre dos guardias. -Que raro-pensó Bogdan- Nunca había visto guardias en la torre. - Siguieron caminando entre calles, casas y persona que los veían desde las ventanas.
-Tiene mucho que no veo a la reina. -Pensó Bog en voz alta.
-No es que antes la viéramos demasiado. -Le contestó su primo. - Y la verdad es que no me quejo, es aburrida como la muerte.
-Que no te atrape el sabio hablando mal de la familia real. -Dijo el chico entre risas. -Aún así me parce raro, creo que no ha salido del Castillo Real desde que el Rey le declaró la guerra a los Umber.
-¿Crees que tenga miedo?-Patreck siempre buscaba las respuestas en su primo.
-No veo por qué habría de tenerlo, no se han librado batallas, tu padre convocó a sus vasallos hace muy pocos días, al igual que Lord Jason.
-Tal vez la gente quiera más a los Umber que a los Crow, o por lo menos más que a la familia de la reina. Mi padre me ha dicho que Lord Umber es una persona muy agradable y querida.
-Espero que te equivoques, si es así nadie de nosotros está a salvo aquí.
-Por lo menos Padre mandó lejos a mi madre y a mi hermana.
-Dejándonos sin su guardia.
-Tenemos a la guardia de la ciudad.
-Ellos sirven al rey.
-Y nosotros también ¿No?
-Sí, creo que tienes razón.
-Por supuesto, siempre tengo razón. -Patreck era un chico muy seguro de sí mismo. -Te tomas las cosas muy en serio, primo. Deberías de relajarte un poco porque si sigues distraído te voy a tumbar muy fácil.
-No sueñes, Patreck. No sabes la que te espera.
Caminaron un poco más deprisa entre la gente y las casas, ansiosos por conocer a su maestro de armas temporal, tenían mucha curiosidad por saber qué clase de cosas y trucos le había estado enseñando al príncipe heredero durante toda su vida.
Llegaron al campo de entrenamiento y tomaron espadas de entrenamiento, se dirigieron a donde Lord Jonos les había dicho que fueran, en uno de los bancos estaba sentado un hombre encorvado y flaco con una espada de entrenamiento en las piernas, cuando se acercaron se levantó como si cada uno de sus huesos le doliera, de una manera tan lenta que los chicos no pudieron ocultar su decepción ante su maestro. Bog estaba abriendo la boca cuando el hombre, rápido como el pensamiento lo golpeo en la cabeza con la espada. El dolor hizo que el chico soltara la espada que acababa de tomar. Patreck estaba alzando su espada cuando el hombre lo golpeó en una rodilla y después en la muñeca con lo que el joven quedó arrodillado y sin espada.
-Primera lección. -El hombre se irguió y descubrieron que era muy alto y con mucho porte. Su voz era muy grave y hablaba en susurros. -Nunca bajes la guardia cuando te acerques a un enemigo.
-Usted no es nuestro enemigo. -Patreck frunció el ceño. -Es nuestro maestro.
-No. -El hombre sonrió. -De ahora en adelante seré su rival y más vale que me traten como tal, no voy a tener contemplaciones con ustedes.
Bogdan se agachó para recoger su espada sin decir una palabra y trató de sorprender a su rival con una estocada a las piernas, pero paró el golpe con su espada y lo volvió a golpear en la cabeza. Patreck tomó su espada más rápido que su primo y los dos atacaron al hombre con todo lo que les habían enseñado, sin embargo parecía estar un paso adelante de ellos, paraba todos los golpes o los esquivaba con una velocidad impresionante y de vez en cuando los golpeaba en la cabeza, en los brazos o en las piernas.
-Basta. -Dijo el maestro alejándose unos pasos de los dos chicos. -Su lección de hoy ha acabado.
-¿Qué? -Patreck siempre llevaba la voz cantante cuando estaba con su primo. -No nos ha enseñado nada.
-Les enseñé un par de cosas. -El hombre volvió a sentarse en un banco y apoyó su espada en las piernas, como cuando lo encontraron. -A no menospreciar a su rival y a atacar como equipo.
-Eso ya lo sabíamos. -Esa vez fue Bogdan el que habló. -Siempre hemos entrenado juntos, sabemos como pelear juntos.
-Primer error, chico. En las verdaderas batallas no van a estar siempre juntos, no siempre van a ser dos contra uno. Háganse a la idea de que el ser un Crow y ser familia del Rey no les va a dar ninguna ventaja en una batalla verdadera. El día de hoy sólo quería ver sus habilidades.
-¿Son satisfactorias? -Patreck se había quedado sin palabras y estaba rojo de rabia. Por lo que Bog tenía que hablar por los dos.
-No. -El hombre se levantó y empezó a caminar, los chicos lo siguieron. -Lárguense, regresa mañana y piensen en lo que les dije.
-¿Por qué nuestras habilidades no son satisfactorias?
-Porque no le tienen miedo a la muerte, no entienden que si vida depende de cada estocada, de cada revés. -Giró y los miró de uno en uno. -Déjenme decirles algo, conmigo van a sufrir, van a sudar y a sangrar, pero van a aprender a sobrevivir, porque con las habilidades que tienen hasta ahora lo único notable que van a hacer en una batalla real de la guerra que se acerca va a ser morir primero.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2015 ⏰

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