Narra Borja
Me desperté demasiado temprano por el dolor de cabeza: la famosa resaca que hacía años que no tenía.
Hice una mueca al levantarme de la cama por el ligero mareo que me dio y salí de la habitación para beber un poco de agua.
Beber nunca fue lo mio. ¿Dónde quedaban esos consejos de la facultad para beber alcohol? En un pasado muy lejano, eso seguro.
Ya en la cocina, abrí la nevera buscando el agua fría y dándole un largo trago mientras intentaba recordar, fallidamente, la noche anterior.
En mi cabeza solo había lagunas: Raúl bebiendo, Raúl y yo en el sofá, Raúl y yo en el coche y Raúl hablando de Óscar.
Nada más. Lo otro, eran lagunas mal montadas.
Me terminé la botella de agua, puse otra en la nevera y, cogí otra más para subirla a la habitación.
Suerte que tenía dos días para descansar.
Volví a la habitación cansado y entré con un suspiro. Nota mental: no beber más.
Me acerqué a la cama y, la imagen de Raúl dormido, se puso ante mi. Me apoyé en el marco de la puerta y me quedé mirándole.
¿Nos habíamos acostado? No. Ambos teníamos ropa. Simplemente habíamos dormido juntos. Suspiré y dejé la botella del agua en su lado, yo podía bajar a coger otra en cualquier momento.
Me tumbé en la cama mirando el techo y escuchando a Raúl respirar con tranquilidad. Mi cabeza iba a mil por hora, mi corazón igual. Con suerte tenía un infarto y Raúl conseguía salvarme.
Miré en mi mano el lugar de la alianza y, luego, a Raúl.
La facultad jodió nuestra relación.
[...]
Tras un rato me desperté. Miré a mi alrededor, Raúl no estaba. ¿Debía estar sorprendido? Definitivamente, no.
En la mesita de noche tenía la botella de agua que le dejé a Raúl anteriormente y una pastilla. Se lo agradecí suspirando y salí de la cama deseando que Raúl estuviera abajo.
A pesar de que una vocecita en mi cabeza decía que eso no iba a ocurrir.
Bajé los escalones con calma y me asomé a la cocina.
Definitivamente ahí no estaba. ¿Se había ido? Seguro. Zorra descarada.
En la isla de la cocina, estaba el desayuno hecho. Al menos había tenido el detalle de dejarme algo de comer.
Su americana seguía en el sofá, al parecer se la había llevado, por lo que saqué el móvil pensando en si llamarle o no. Seguramente era lo mejor. Nadie quería perder la americana de un traje que, seguramente, rondaba los tres mil euros.
Busqué su número y llamé. Mientras esperaba la respuesta, me puse a comer un poco.
- El teléfono 628... - Colgué. ¿Ahora tampoco iba a responderme? - Raúl, hijo de perra. - Murmuré mirando la pantalla donde estaba su número.
Terminé el desayuno/comida. Exhalé un suspiro viendo que no estaba vestido, solo con la ropa interior, y me dirigí a la ducha.
¿Qué había pasado de la noche a la mañana?
[...]
Iba conduciendo a casa de Raúl con su americana en el asiento del copiloto. Deseaba que estuviera en su casa y aclarar cualquier cosa que hubiera pasado.
No entendía ese cambio de actitud tan raro.
Tras unos minutos llegué y aparqué donde pude. Bajé del coche cogiendo su americana, cerré el coche y entré al edificio dirigiéndome al conserje.
- Buenas tardes, ¿El piso de Raúl Álvarez? - Pregunté llamando la atención de este.
- Edificio C, planta 15 puerta 140. - Respondió tras consultar algo. Asentí yendo al ascensor mientras volvía a llamar a Raúl.
Como no podía ser de otra forma, el ascensor tenía la típica música que creaba un ambiente incómodo yendo solo o acompañado.
Tras varios minutos, llegué al piso en cuestión. Salí del ascensor buscando la puerta del castaño.
El edifico era justo del estilo del neurocirujano: cálido, elegante y caro.
Sobretodo caro.
Anduve por los pasillos hasta encontrar su puerta, llamé y esperé a que abriera.
- Raúl, sé que estás ahí. Ábreme para devolverte tu americana. - Avisé apoyándome en el marco de la puerta.
Esperé unos instantes hasta que finalmente abrió.
- Me debes una explicación. - Le di la americana y este la cogió sin decir ninguna palabra. - Y recuerda que esta americana es cara, cuídala un poco más.
- Gracias. - Respondió cerrando la puerta y dejándome de nuevo en el pasillo con las palabras en la boca.
Notas
Sí, así va a terminar el capítulo :)
En 11 días termino el curso AAAAAH pero las actualizaciones seguirán siendo lentas perdón jsjcjw
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There ain't nothing common about us (Luzuplay)
FanficDonde Raúl y Borja trabajan como neurocirujanos en un hospital universitario y hay una inmensa rivalidad entre ellos O Donde la frase "del odio al amor hay un paso" se vuelve su realidad aunque lo intenten negar.