Capítulo 25: Cegados a la verdad

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— Que buen sermón — exclamó Rocked.

— ¿Verdad? — lo apoyó Scott.

Todos estaban hechos un mano de nervios, trataban de respirar lento para que no se le pasara rápido su momento de estar juntos.

Tony miró a Natasha por última vez, miró sus ojos llenos de ilusión, también miró como ella y Cap intercambiaron sus últimas miradas.

— Los veo en un minuto — le dijo Nat a Steve y ambos se sonrieron.

Tony sabía que lo evitaría desde que entraron a la máquina, sabían que estaban uno con el otro pero lo que harían seria con el otro y por el otro.

La parte de la máscara del traje apareció en cada uno, la máquina hizo su función y llevó a cada uno a su destino.

(...)

— No recordaba cómo era Nueva York — suspiro Tony.

— Debemos hacer lo que nos toca — dijo Steve. 

Tony se coló en la torre Stark que futura mente sería Torre Avengers. 

—¡Ag!, Señor Rogers había olvidado que ese traje no le ayudaba a tu trasero — dijo Tony mirando el trasero de Steve.

— Nadie te pidió que vieras — dijo por el intercomunicador.

— Es ridiculo — exclamó.

— Para mi te ves súper Cap, si me preguntan, es el trasero de America.

Después miró a Natasha, tenía una leve cortada en el labio y en la frente, ella se veía realmente hermosa.

— ¿Quien quiere la varita mágica?

Tony pensó que si Natasha se volvía a poner ese traje, lo más probable es que Tony enloqueciera. Los pensamientos de Tony fueron interrumpidos por Scott.

— Bajaré a coordinar búsqueda y rescate — dijo el Cap.

— Bajaré a coordinar búsqueda y rescate — lo imitó Loki.

Tony río por lo bajo.

Tony hizo sus parte y esperó el teseracto, vio como Natasha salía de la Torre, sabía que iba a pasar después. 

— Pulgarcita, es tu turno.

Tony estaba nervioso, si algo salía mal, no volvería a ver a Morgan... y a Natasha.

— Lo arruinamos — dijo después de que michos eventos desafortunados pasaran.

(...)

— Al menos al mapache no le tocaron montañas — dijo Nat exhausta.

— Técnicamente no es un mapache  — río Clint.

— ¡Ay por favor!, le gusta la basura — suspiro.

— Bienvenidos — dijo una voz detrás de ellos. 

Clint y Natasha por inercia se prepararon para el ataque.

— Natasha, hija de Ivan — una cosa flotante hablaba — Clinton, hijo de Edith.

Caminaron un poco hacia el.

— ¿Quien eres? — preguntó Natasha firme.

— Considérame un guía, para ti y para todo el que busque la gema del alma

— ¡Hay que bien!, dinos dónde está la gema y te dejaremos en paz. 

— Qué pena que no sea tan sencillo — dijo el espectro con gozo.

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