Capítulo 21: No tears

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Steve terminó de bañarse, se quedó un rato mirando hacia la ventana, ya no había nada de nieve, el pasto estaba verde y brillante. Sonrío, al menos su jardín estaba en buen estado.

Steve empezó a hacer su desayuno e hizo lo mismo de siempre... hablar con los vengadores activos.

— Repárenlo — mando.

— Steve, es un temblor, no se puede reparar — dijo Okoye.

Steve asintió y siguió escuchando a los demás. Cuando creyó que se habían ido todos soltó unas lágrimas.

— No deberías seguir tu tormento solo — le dijo Rodhey por la transmisión.

— ¿Dónde estás ahora? — le dio una mordida a su sándwich.

— México, sigo siguiendo pistas de nuestro hombre perdido.

— ¿Se lo dirás a Nat?

— Si, en algún momento se tendrá que enterar.

— Está bien.

— Debo irme — le sonrío y apagó la transmisión.

Steve empezó a llorar, sentía la soledad recorrerle las venas, la culpa golpeando su conciencia y la tristeza y decepción las respiraba.  Eran emociones que sentía más presentes que el mismo.

Respiro ondo, tal vez hoy no iría al centro de ayuda, estaba muy roto para reparar a otros.
Una notificación apareció enfrente de el, sin leerla le puso reproducción.

— ¡Holaaa! — la grabación empezó a reproducirse — Soy Scott, peleamos en el aeropuerto.

Steve alzó la mirada rápidamente, ¿Cómo era posible? 

— Friday — Steve estaba tratando de analizar información — ¿De cuando es la grabación?

— Es la puerta de enfrente Capitan — dijo la inteligencia.

Steve corrió hasta la entrada, miles de ideas estaban en su cabeza, ¿El chasquido tenía expiración? 

(...)
— Natasha — gritaba Tony por toda la casa — ¿Dónde esta Maguna?

— Oh nono, dejarás a Morgan en paz y tu te pondrás a lavar estos trastes — dijo Natasha quítense del fregadero y dándole el mandil a Tony.

— ¿Y tu que harás? — dijo en puchero.

— Picare estas papas, Morgan quiere hamburguesas para comer — dijo Natasha.

— Yo te pedí hamburguesas ayer — dijo triste.

— Ayer no quería hacer hamburguesas, ahora lava los trastes.

Tony notaba el comportamiento de Natasha, era un comportamiento forzado. Se cumplirían 5 años del chasquido en unos días, Tony la había escuchado llorar todo el mes, se encerraba en el baño y ella lloraba hasta más no poder, también su sonrisa era forzada y no mostraba la misma alegría, sus ojos tenían un brillo sombrío, Natasha estaba pasando el duelo sola.

— Nat, debemos hablar — dijo Tony.

— Ve por Morgan, ya vamos a comer y después hablamos — Natasha le dio un beso.

— ¿Estás bien? — Tony la tomó de la mano.

— Sienpre lo estoy — aseguró Natasha.

Tony suspiro y siguió salió en busca de Morgan.

— Maguna —gritó.

Tony se agachó en la pequeña casita de tela que la pequeña tiene. Cuando movió una cortina la pequeña Morgan salió con unos brazaletes de energía.

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