Capítulo seis

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El cansancio era palpable para ambos trabajadores que recién cerraban el local, mientras limpiaban las mesas, el pelifucsia estaba sentado en el mostrador observando con atención al pelirrojo. Estaba bebiendo una malteada que le habían preparado como cena improvisada, su mirada perseguía al colorín en cada mínimo movimiento que hiciera.

En cuanto acabaron con la limpieza dejaron escapar un suspiro al unísono, yendo hacia el mostrador, sacaron todos las frutas que no utilizaron del refrigerador que estaba cerca de las licuadoras y se fueron hacia el almacén siendo seguido por el menor. Había estado casi todo el día viendo vídeos, leyendo tonterías en internet y tomándose fotos que probablemente no subiría nunca a sus redes, estaba ansioso por regresar al departamento e ir por su auto a su casa.

Esperó a que el ojiesmeralda tuviera todas sus cosas listas y se despidieron del rizado para salir por la entrada al almacén, el callejón estaba siendo sólo iluminado por la luna y las estrellas junto a la poca luz que lograba adentrarse de las farolas encendidas.

-. ¿Vas a tardar mucho sacando tu auto? - En verdad estaba demasiado cansado pero ya le había prometido que irían por dicho vehículo para poder mudarse lo más pronto posible sin escandalizar a sus vecinos ni a nadie en general.

—. No creo, espero que no.

Aunque no le daba confianza escuchar esas palabras, era consciente de que huir de casa no era algo sencillo, en principio porque si él cuando se salió de su casa la tuvo bastante difícil a pesar que eran sus padres quienes no lo querían ahí, no se imaginaba para alguien a quien querían tener casi que atrapado en una torre como Rapunzel.

El camino fue como de veinte minutos andando hasta que llegaron a la residencial que se encontraba frente al parque donde Axl solía ejercitarse cada mañana, en específico se quedaron frente a una gran casa que tenía un par de luces encendidas, el joven de cabellos teñidos de fucsia sacó un juego de llaves donde estaban las de su auto y las de la residencia.

Le hizo una seña de que le esperara ahí antes de adentrarse al jardín, lo perdió de vista cuando el chico se fue a la parte trasera de la vivienda dejándole en la acera frente a la calle como a perro abandonado en una noche fría de invierno. Recordando eso, el muchacho aún vestía con ropas suyas y eso le provocaba mucha ternura, por su delgadez la sudadera y la camisa le quedaban bastante grandes haciendolo lucir más pequeño.

A pesar del conflicto en el que le había metido, no perdía el encanto de cuando le vio en la pista de patinaje, sus ojos incluso habían ganado un brillo mucho más alegre y vivo, su sonrisa era una cosa pero espectacular de ver cada dos minutos y le fascinaba por completo poder presenciar eso.

Sus pensamientos divergentes se vieron interrumpidos por los gritos dentro de la casa que le pusieron alerta, si necesitaba golpear a alguien lo haría sin dudarlo, no le tenía miedo al éxito. Se escucharon un par de gritos más hasta que el garaje se abrió dejando ver varios autos dentro de este, entre esos el Camaro del pelifucsia con las luces encendidas al igual que el motor.

Cuando el vehículo estuvo frente a él notó como una mujer salía de la casa, parecía estar enojada y casi echaba rayos de la ira.

—. Subete o te van a culpar de secuestro. — Le advirtió el joven de orbes color cielo desde la ventana del copiloto antes de volver sus manos al volante.

—. Cuando lleguemos a la casa tendremos una seria conversación, jovencito. — No tardó ni un minuto más en subirse al asiento del copiloto, tan pronto como lo hizo el pelifucsia arrancó retomando el camino de regreso a la casa.

—. Sí, papi.

En lo que se llevaban conociendo sabía que el humor de su menor era un poco extraño, no le sorprendió aquel comentario así que se limitó a soltar una carcajada junto al teñido mientras le jaloneaba la oreja recibiendo una queja.

Cuando aparcaron enfrente del edificio se bajaron del auto, fueron con rapidez al departamento del mayor para poder dormir aunque sea un rato, el pelirrojo tuvo que prestarle una pijama otra vez al menos que consistía en una sudadera negra con unos dibujos de líneas blancas y un pantalón deportivo de color gris, por su parte el ojiesmeralda estaba acostumbrado a dormir con una camiseta blanca y un pantalón de algodón sencillo.

Cuando ambos estuvieron recostados en el colchón se quedaron viendo hacia el techo, la luz de la luna se colaba por la única ventana que poseía la habitación logrando iluminar un poco sus cansados rostros por un largo día.

—. Lamento lo de esta mañana. — La mirada del ojiverde fue hacia su acompañante en cuanto escuchó que habló.

—. No te preocupes, ya pasó, mañana es mi día libre así que nos mudaremos por si intentan buscarte aquí. — Su concentración se mantuvo en los preciosos zafiros que no paraban de mirar el techo.

—. Gracias, Axl.

໒❛ 𝐋𝐄𝐕𝐈𝐓𝐀𝐓𝐈𝐍𝐆 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora