Capítulo siete

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Siempre había odiado las mudanzas, por eso a pesar de haber tenido propuestas para irse de ese departamento no lo hacía, también porque no encontraba un lugar mejor y con el mismo precio en la renta. Se había resignado a vivir en aquel lugar hasta ese momento, el trato con el teñido fue que de el dinero que el señor Cobain le depositara cada vez soltaría para la renta y lo demás se iría en sus gastos universitarios, de vez en cuando en la despensa.

No les había costado mucho llevar todo al vehículo pertenencia del pelifucsia, tampoco tardaron mucho en estar frente al nuevo edificio llevando todo hacia el departamento, quién sufrió mucho más el ajetreo había sido el menor debido a que se ocultaba tras la sudadera cada que salía a sacar las cosas del auto, que pronto también lo llevaría al estacionamiento del edificio.

Un departamento de una recámara y dos baños, uno en la habitación y otro en el pasillo, una sala pequeña que conectaba a la cocina solo por el desayunador. La habitación era más amplia que la de su anterior vivienda y tenía una ventana bastante grande que daba vista hacia la calle, incluso tenía una pequeña colchoneta para sentarse a espiar a los trausentes.

El pelirrojo estaba guardando toda la despensa que se habían llevado en espera de que el menor volviera de guardar su auto, su espera fue poca porque a los pocos minutos escuchó la puerta abrirse y las quejas del mencionado por el calor que le provocaba la prenda de color negro.

—. Ve a ordenar tus cosas antes que te robe gran parte del armario y báñate, por favor. — Amenazado por una lata de sardinas, el teñido le sacó la lengua de forma infantil.

—. Voy. — La forma en que el más joven arrastraba los pies para irse por el pasillo hacia la habitación logró sacarle una pequeña carcajada al de ojos de color esmeralda.

Ahora debía resignarse a ayudar al menor, de todas formas le hizo una promesa y aceptó tenerlo en su casa hasta que la situación se calme tan solo un poco y él decida irse por su cuenta a buscar mejores oportunidades con mejores personas, no se creía tampoco en la capacidad de verlo todos los días sabiendo que seguro estaba decepcionado de lo que en verdad se encontró en cuanto a él.

Y aunque quisiera no resignarse tan fácil, en los últimos dos días pudo notar como el chico era demasiado hasta para él, era culto, listo, talentoso y con una personalidad tan reluciente que las estrellas tenían mucho que envidiarle.

Se quedó apoyado en el desayunador luego de haber guardado toda la despensa que traían, ahora tendría que explicarle a Saul porque tan de repente había tomado la decisión de mudarse y el viernes había llegado el teñido a dejarle un almuerzo preparado solo para él.

Su rostro se hundió entre sus brazos dejando a su mente divagar entre mil cosas, sentía que estaba en ese punto de su vida que daba un cambio de ciento ochenta grados y no sabía cómo manejarlo porque hace mucho que se mantenía en la misma monotonía de un león enjaulado, iba y venía a los mismos lugares constantemente socializando de vez en cuando gracias a su trabajo.

Alzó su rostro al notar la presencia del pelifucsia cerca de él, estaba inclinado hacia adelante apoyando su antebrazo izquierdo sobre la superficie del desayunador, con su mano derecha sostenía un  mechón rojizo levantando este un poco para intentar ver si el mayor estaba dormido o llorando.

—. ¿Te sientes bien, Axl? — El tono utilizado por el menor logró enternecer el corazón del colorín haciendo que sonriera de una forma un poco tonta.

—. Sí, solo es el cansancio. Creo que iré a bañarme. — Se apartó del mueble cruzando la puerta que daba hacia la cocina bajo la atenta mirada de color oceánico, no era tan pesada pero quizás la curiosidad la hacía sentir de esa manera y lograba tensarlo.

Fue reduciendo a paso lento la distancia entre su cuerpo y el de su acompañante hasta que sintió que era suficiente, podía admirarle de cerca que era lo que según necesitaba en ese momento, tal vez no sería tan mala la idea de tenerlo a su lado un tiempo hasta que encontrara algo o a alguien mejor.

Tuvo el impulso de irse pero por un momento todo se detuvo en su cerebro como si tuviese un cortocircuito, algo que siempre quiso hacer desde el momento uno era probar los labios del pelifucsia y ahí estaba, curiosamente quién había tomado la iniciativa era el menor tomando su rostro con ambas manos de forma firme, le parecía justo, puesto que por estar pensando demasiado en lo que sería mejor para el ojizafiro no se atrevería ni a ponerle un dedo encima.

Para el menor parecía más sencillo, su forma tan espontánea de ser le había permitido tomar el rostro del pelirrojo y plantar un beso sobre sus labios como si nada, y avergonzado creyendo que la había cagado trató de alejarse pero una de las manos ajenas fue a sujetarse a su delgada cintura tomándole un poco por sorpresa, quizás esperaba más un empujón o un puñetazo que una respuesta como mínimo positiva.

໒❛ 𝐋𝐄𝐕𝐈𝐓𝐀𝐓𝐈𝐍𝐆 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora