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Cuando tuvo la oportunidad de preguntarle sin rodeos a su viejo amigo Sugawara si podía darle un trabajo en la cafetería, jamás se había emocionado tanto cuando le dijo que si. Había tenido varios empleos, pero en cada uno de ellos lo habían despedido; porque era muy torpe, se olvidaba de varias cosas, rompía artefactos importantes y era tan bullicioso que lo mandaban a callar siempre. No era feliz con eso, necesitaba un lugar donde no quisiera esconderse en un rincón y... Llorar con pánico.

Pero todas esas cosas tristes se acabaron, ¡así que no había de que preocuparse!. Tenía un buen trabajo ahora y sobre todo... ¡Amigos!

- ¡ya rompiste otra taza Bokuto-San!

Si, definitivamente tenía amigos.

- l- lo siento Sugawara... Es que me distraje viendo a mandarina-chan besar a Kageyama ¿no son adorables? - miró por un momento a la pareja con los ojos brillantes. Anhelaba tener algo así en un futuro cercano, pero por su torpeza sentía que no era lo suficiente para nadie y que era molesto. - te lo pagaré más tarde, en serio.

- ugh, si, son lindos y se dicen idiotas entre ellos mismos... Pero eso no justifica que andas distraído siempre. ¿Puedes concentrarte solo unos cinco minutos?... Y no me debes nada - rodó los ojos por último, Bokuto era como un niño más que cuidar y era el adulto de aquí sinceramente. Sonriendole, volvió a la caja para recibir las órdenes para llevar, recibiendo a un muchacho de cabellos cortos y azabaches que siempre ordenaba un café y galletas - ¿lo mismo de siempre, no?

Mientras tanto Bokuto se quedó algo pensativo, más bien un poquito en las nubes cuando vio aquel cliente de rostro tan sereno siendo atendido por el albino. Era alto, delgado... Ojos serios...era tan, tan...

- ¡hermoso! Eso eres...

- ¿ah?

Aquel chico se había quedado algo perplejo al sentir la intensa mirada del mayor de pelos parados y grisáceos, más aquel cumplido tan vergonzoso. "Que extraño hombre" pensó y lo miró de pies a cabeza un poco incómodo. Totalmente lo ignoró y siguió buscando su billetera en su mochila, sacándola y luego sacar algunos billetes para pagar.

- ¡hola! - sin embargo Bokuto siguió acercándose al espacio personal del cliente -

- Bokuto... Sé mas respetuoso con los clientes - fue el turno de Tsukishima intervenir dándole un leve golpe en la cabeza al contrario, volviendo a sus acciones de llevar una bandeja con tazas de café a una mesa cercana -

- ¡lo siento! Es sólo que me distraje con tu lindura... ¡Y perdón! Sólo que, es que tú...

- ¿algo más para llevar? - habló Sugawara, intentando no hacerle perder más el tiempo a su cliente habitual -

- no, nada...gracias.

-... humm...

Pero había sido ignorado completamente, sintiendo la vergüenza del muchacho absolutamente. Un puchero se formó en sus labios y tal como un perro reprochado, volvió a su trabajo. Agarró una escoba y una pala, para continuar con lo suyo, preguntándose como había tanto polvo y de donde llegaban y a donde se iban...y así se fue por las nubes hasta que no vio más a aquel muchacho de bonitos ojos serenos, sabiendo gracias a Sugawara que se había ido luego de tener su orden.

Soltó un suspiro, era tan lindo, como amor a primera vista, pero como había dicho antes...no se merecía a nadie. Nadie lo entendía o soportaba sus inseguridades, o también sus locuras infantiles. Y con sólo ver a aquel cliente sintió una conexión o su complemento... ¿O era algo muy loco de su parte? ¿O muy tonta?

-... Tengo que esperarlo otro dia... - y con un estornudo por la culpa del polvo, se propuso que se esforzaria en su trabajo y...tener una conversación estable con aquel chico si volvía a "Dulce de limón" -

GalletasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora