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Se le hacia un tanto adorable que Bokuto-San diera todo de él para ser un buen mesero. Seguía los pasos de ese tal pelinegro y el chico con lentes, que aunque fueran algo reacios con él e impacientes porque este tenía al parecer un cerebro en tamaño de nuez, estaban ahí para enseñarle y alentarlo a caminar con una bandeja en mano un metro de distancia. Y lo había logrado. Había llegado justo para ver la práctica, aunque de todas formas se notaba que llevaban mucho tiempo enseñándole a Bokuto a como caminar con las manos ocupadas.

- eres bueno en esto Bokuto-San. - justo estaba observando todo el ejercicio de Bokuto caminando con una bandeja con tazas y platos por sexta vez. Había llegado temprano, por lo que no había mucha clientela, pero quería pasar un rato a tomar un café. Así que ahí estaba dándole ánimos a Bokuto, que tenía esa... Maravillosa sonrisa dirigida a él. Era tan brillante, un sol radiante -- llegue hace poco pero ¿cuántas veces ha hecho esto?

- llevamos como diez ejercicios o algo así, Akaashi. Llevamos desde que abrimos la cafetería ayudando a Bokuto - contestó Sugawara que estaba más estresado vigilando que sus tazas no sufrieran daños. Hasta ya veía que tenía un tic en sus ojos --

- ¡Akaashe! Lo estoy logrando ¿me viste, me viste? - esta vez hablo un animado e infantil Bokuto, pero como su mirada estaba fija en el hermoso rostro de Akaashi, es que se tropezó con sus propios pies y todo cayó al suelo. Se distrajo demasiado, al aparecer, ups. -- ¡estoy bien!

- ¡mis tazas! - pero Sugawara estaba más preocupado por sus tazas, sus bonitas tazas de porcelana que por Bokuto que sonreía avergonzado -

-... ¡Mejor vuelvan al trabajo o les bajare el sueldo!

Nadie quería ver a un Sugawara furioso así que mejor todos se fueron a sus respectivos puestos y el más rápido fue Bokuto. No quería crear más problemas o ser regañado otra vez. En serio Sugawara era como un papá regañador.

Mientras tanto Akaashi reía un poco divertido negando con su cabeza las tonterías de Bokuto.

🍪🍪

- entonces... ¿Que te gustaría, Akaasheee?

- es Akaashi, Bokuto-San. Esta vez quiero galletas... Y un té, puede ser.

Después de todo aquel caos y haber limpiado el suelo lleno de porcelana de las pobres tazas, al fin pudo atender a Akaashi. Estaba algo nervioso, había sido vergonzoso haber roto esas tazas frente a Akaashi pero, como el pelinegro no mencionó nada se sentía un poco más seguro, aún así tenía la duda.

-... ¿Crees que lo hice bien? - refiriéndose lo que hizo antes del accidente. Se mordió un poco su labios inferior esperando una respuesta y ojalá fuera bonita -

- Si, Bokuto-San. Estas... Practicando. Tu debilidad es poner atención pero podrás superarlo.

Aquellas palabras le subieron el autoestima sacándolo un poco de su propia oscuridad insegura y vergonzosa. En serio algún día quería escuchar que alguien estuviera orgulloso de él. Quería tanto abrazar a Akaashi pero no podía distraerse más.

- y-yo... Bien, veré tu orden ¿si?

- aquí te esperaré...

Ambos se dirigieron unas sonrisas, con ellas eran suficientes  para decirse que todo estaría bien. Con Akashi se sentía seguro, eso era nuevo y quizás por eso también le ponía su mayor empeño en atenderlo bien, sin cometer errores, caminar derecho con una bandeja y darle la mejor atención del mundo. Quería tanto hacerlo feliz y darle las mejores galletas.

- ¡Ennoshita! Dame las mejores galletas que tengas, recién horneadas, por favor. - entró de improvisto a la cocina asustando a Asahi que estaba decorando unos perfectos cupcakes. Ya sabía para quien era, pero aquí el especial era Ennoshita, él hacía unas deliciosas galletas -

- ¿por qué tan especiales? ¿Quieres conquistar a tu enamorado?

- ¿¡qué!? ¡No! ¿Q-que es un enamorado? ¡Nadie esta enamorado!

- no te alteres Bokuto, sólo bromeaba. Pero en broma en broma...

- ¿se come una olla? - contestó un inocente Bokuto. Creía que así terminaba esa frase -

- no... Y aquí tienes. Galletas recien horneadas con chispas de chocolate. Ojalá a tu novio le gusten.

- ¡no tengo novio! No sé de que hablas, su nombre es Akaashi, no "novio" no ofendas. - aun así tomo las galletas y las sirvió en un bonito plato. Con ambas manos la llevó con cuidado a una bandeja y puso un té listo. Tomó aire, suspiro y caminó con cuidado hacia la mesa de Akaashi. ¡No quería estropear nada! - ¡bien! Aquí vamos.

En todo ese lapso Enmoshita se preguntó si cuando niño Bokuto chocó contra una pared o se cayó al suelo u algo asi por el estilo. Pero soltó una risita divertida. Esta cafetería de verdad tenía una maldición.

[...]

-... Y... ¿Estan deliciosas? Elegí las mejores para ti, Akaashi...

- mnhg... Deliciosas... - soltó un jadeo de delicia. Estaba algo encantado de que Bokuto le haya elegido las mejores y recién hechas. De verdad se estaba esforzando para darle un buen servicio. El té también estaba perfecto y la mirada de Bokuto san le sonrojada un poco. -- gracias Bokuto-San...a-ah. Ricas galletas...

- de nada Lindo... ¡Quiero decir AKAASHE! ay... No, espera , mejor, tragame tierra, ¡quiero ir al baño! - tal como un rayo corrió para alejarse de la mesa de Akaashi, chocando un poco con Kageyama y el poste con lentes, ocultando su entrepierna con su delantal. Y no es porque le dijo "lindo" a Akaashi, si no porque tenía una mini erección en sus pantalones. Quizás había sido el único que lo había escuchado, pero de verdad Akaashi había soltado un pequeño jadeo que le hizo palpitar el corazón fuertemente y como reflejo fisiológico se le subió su amiguito de abajo. Sus mejillas estaban rojas y ya no sabía que hacer. ¿Era cierto lo que le estaba diciendo Enmoshita? ¿Era su amor?... No lo sabía, pero aquella respuesta física que tuvo su miembro era un gran y directo mensaje que escuchar jadear a Akaashi sería una adicción.

-... Comiendo galletas...¿Eh?...esto, ya no sé como lo miraré a los ojos.

¿Ahora como iba a llevar bandejas con sus fuertes pero torpes brazos musculosos pensando en aquel...gemido?

GalletasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora