Después de perder a su hermano y su mejor amigo en un accidente, quedarse a cargo de su hijo fue aun peor, pues era la combinación perfecta de ellos dos... el trauma de unirse a alguien y perderlo después, le resultó algo imposible de soportar, él...
Luego de que la cena estuvo lista y hubo acomodado la mesa, Mew y Mild se acercaban sin dejar de admirar los deliciosos platillos que su invitado había realizado.
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-Eso dile al niño con cara de cachorro atropellado que irrumpió en mi habitación.
-¡Mild!- viendo a su sobrino con la cara de perro atropellado que mencionaba Gulf- Si ya veo a que te refieres- sonriendo.
Después de devorar la cena, Mild decidió irse a jugar con sus videojuegos ya que al día siguiente no tendría clases por lo que podría dormirse un poco más tarde. El estar solo con el vampiro provocó que no dejara de pensar en el beso intenso de la habitación.
-Gracias por la cena... pero no debió pedirte que la hicieras- ayudando a recoger los platos.
-La verdad no me molesta cocinar... me ayuda a pensar o dejar de pensar- ruborizándose.
-¿En qué dejarías de pensar exactamente?- acariciando la mano de Gulf.
-¿Crees que las ventanas fue algo personal?- cambiando de tema radicalmente, viendo la mirada de acero de Mew.
-El detective Tawan y su equipo lo averiguarán no te preocupes por eso... mañana volverás a casa y...
-Me temo que no...-suspirando frustrado- Las ventanas de mi casa tendrán que mandarse a hacer a medida y eso tomará tiempo.
-Puedes quedarte el tiempo que quieras Gulf- acariciando su mejilla- ¿Quién eres?- colocando su frente sobre la del pastelero.
-Soy lo que muchos llaman un nada, Mew...
-Definitivamente no eres un nada... tu sangre es exquisita- relamiéndose los labios- Es dulce, adictiva y caliente.
