-Capítulo 3-

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"Ben"

Los gritos se hicieron más fuertes cuando llegue a mi casa, al abrir la puerta, me encontré con mis padres peleando en la cocina y hubiera seguido de largo si Liz y An no hubieran estado allí también. Ana estaba llorando en los brazos de Liz mientras ella le sostenía la cabeza en su pecho y le acariciaba el cabello desordenado.

Camine a paso apresurado dejando la puerta abierta y me acerque a Liz-¿Qué...-la pregunta quedó en el aire cuando Ana giró su cabeza y pude ver un corte pequeño en su labio. Volví a mirar a Liz, quien tenía los ojos abiertos y miraba a Ben temblando.

-¡Ya no puedes seguir así!-gritó mamá desde la otra parte de la sala, manteniendo distancia de él-Tienes que irte.

-Es mi casa, Daniela, no iré a ninguna parte-él rio después de hablar.

Sus ojos estaban medio cerrados y daba cabezazos al aire como si se estuviera quedando dormido, reía cada vez que mamá le hablaba o le gritaba algo.

-¡Te dije que te vayas!-ordenó ella mientras las lágrimas mojaban sus mejillas. Resoplo y llevó sus manos a los lados de su cara cuando él volvió a reír.

-Por favor vete-la voz de Liz me sacó del trance y volví a escuchar a Ana llorar.

Me di cuenta que el rato que los estuve mirando había entrado en pánico, como lo hacía siempre que las cosas se salían de control. No sabía cómo manejarlo.

-No me iré...es mi casa-Ben reía mientras hablaba y se estaba tornando insoportable.

-Si te iras, Ben-mamá subió las escaleras dejándonos solos con él que de a poco iba cayendo dormido en el sofá.

-Hey-le dije a Ana-Todo estará bien, te lo prometo.

Liz se aferraba a Ana y ella a Liz.

-Tengo miedo-me dijo Ana mirándome fijo.

Sentí que la cabeza me daba mil vueltas y estaba mareado, me comenzaba a faltar la respiración. Tome a Liz de la muñeca y como pude pronuncie-Vayan arriba.

Liz asintió y salió disparada hacia su habitación cuando mamá bajó las escaleras con una maleta llena de ropa y se la tiró a papá a los pies, él dio un salto en el sofá y la miró con cara de pocos amigos.

-¿Y... esto?-preguntó inclinándose y tocando la maleta con sus pies.

-Vete-le pidió Daniela en un tono bajito.

-No... ellos. ellos no quieren que me vaya-nos señaló a los tres y ninguno volvió a moverse-Vamos Anita-Ana tembló al escuchar su nombre salir de la boca de Ben-Dile a mamá que no quieres que me vaya.

Los labios de Ana temblaban y las lágrimas caían otra vez.

-¡Ana dile que se vaya!-gritó mi madre.

Ana se tapó los oídos mientras trataba de acercarse más a Liz.

-¡No la metas en esto!-le dijo Liz a mi madre.

Los ojos de mi padre cayeron en mi-Mírate, tan inútil como siempre.

Sentí que la presión me bajaba y el sudor caía de mi frente sin cesar, la cabeza me dolía y no podía respirar bien. Él se acercó a mi o eso intento.

-Solo... solo...-intente hablar con mi mirada fija en el piso.

-Solo...solo...-imito él-¡Ya habla maldito imbécil!-comenzó a reír y me bajo con la mirada, cada vez que le gritaba sentía que me hacia mas chiquito en mi lugar, como si fuera un niño de cinco años que necesitaba ayuda.

-Vete-la voz de Ana se hizo presente y mi padre la miró como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

Camino hacia atrás y nos miró a todos, atónito, abrió sus ojos de par en par, como si se hubiera dado cuenta lo que acaba de pasar y justo cuando pensé que nos pediría perdón y volvería todo a la normalidad al menos por un dia mas, Ben tomó la maleta, camino hacia la puerta y la cerró detrás de él. Sentí un alivio cuando vi que él ya no estaba en la sala, pero las ganas de inundarme me invadieron al darme cuenta que mi padre nos había dejado. Y algo me decía que no volvería como lo hizo la última vez.

Era irónico, cuando piensas que no puedes perder a una persona, pierdes dos en un día.

Liz siquiera habló cuando subió corriendo las escaleras con Ana en brazos, mi madre se sentó en el sofá y me di cuenta que no tenía ni fuerzas para hablar. Vi mi reflejo en el vidrio del microondas y decidí sentarme con mi madre, mi respiración era un desastre, y necesitaba llorar. Ella abrió los brazos cuando me acerque como un niño pequeño y comencé a llorar en su hombro por un ataque de angustia.

Esa noche lloré por todo: por lo que hice con Maddie, por como mi madre tuvo que vivir los últimos dos años por culpa de mi padre, también llore por la ida de mi padre, pero sobre todo, lloré por Olivia, por haberla cagado con ella, por no entender qué fue lo que hice mal, por no haber entendido que ella solo fue amable conmigo porque es una buena persona.

Lloré porque en ese momento, no solo necesitaba un abrazo de mi madre, sino también, uno de Olivia.

Mientras mi madre me abrazaba y repetía que todo estaría bien, mi mirada cayó en la más familiar donde solíamos comer juntos todas las noches y no pude evitar recordar el día que llegamos aquí. Cerré mis ojos e intente concentrarme en ese día...

La chica que se escondió del sol (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora