Después de tomar las siguientes clases ya es hora de la salida.
Normalmente me quedo un rato en los jardines mientras leo un libro de la biblioteca escolar o escucho música, eso sí que me relaja.
Le dije a Agustín que llegara 5 minutos antes. Quizás debí decir 15, pero bueno, decido esperarlo en el jardín principal que hace la entrada al colegio.
Observo las absurdas vidas de todos los que pasan por aquí, me parecen tan tontos e inmaduros.
Veo que llega Agustín. Agustín nunca toca el claxon, y no se si es por que sabe que me fastidia, o simplemente es un hombre decente.
Agustín es de las pocas personas que podría agradarme, es callada, dice solo lo necesario, no toca el claxon, conduce bien, es puntual y al parecer tiene buena vista, por que cuando voy llegando el ya me está abriendo la puerta del automóvil.
—Buenas tardes joven Sebastián. – dijo Agustín a mi llegada
—Buenas tardes Agustín, llévame a la biblioteca del centro
— Por supuesto joven
Agustín se encamina al centro y yo me pongo mis auriculares. Miro por la ventana viendo las actividades de todo ser humano que se ropa en mi camino.
— Absurdos – susurro
Después de unos cuantos semaforos, el automóvil se detiene.
— Llegamos joven Sebastián
Agustín se bajó de el automóvil a abrirme la puerta.
— Te veo aqui en una hora y media, no te bajes, quiero subir rápido — dije al salir del automóvil
— Muy bien joven Sebastián, lo veo en hora y media
Espero a que se marche y voy en busca de dos libros a la biblioteca.
Justo voy entrando a la biblioteca cuando una chica me detiene.— ¡¡Oye!!
Pfff, me detengo por educación y miro a quien me habla.
— ¿Que buscas?
Cuando veo, es una chica rubia de ojos obscuros.
— No me llamo oye. Busco libros. – digo pensando en la obviedad de la repuesta.
— Bueno, no se tu nombre.
— Si no sabes mi nombre ni quién soy, no me hables.
— Haber niño ilógico, así se conoce a la gente. Por eso nos ponen nombres, y si no te conozco, es obvio que no se tu nombre. ¿Como te llamas?.
— Precisamente, no quiero conocer gente.
— Claro, ¿entonces, cuál es tu nombre?
— ... ¿Tengo que decírtelo?
— Claro, si es que quieres pasar.
— ¿Y quien me va a detener?
— Yo
— Si claro, sinceramente me gustaría descubrirlo, pero me estas haciendo perder mucho tiempo.
— ¡¡¡Sebastián!!! – se escucha un grito a lo lejos que me hace arrepentirme de vivir.
La chica y yo volteamos hacia el grito.
No puede ser, es Clarisa la niña tonta.— ¡¡Oh!!, ¿Con qué Sebastián?
— Si ya so sabes, déjame marcharme.
— No te dejaré ir, la chica te está llamando y yo quiero saber tu nombre completo.
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Sebastian: Miserablemente Pobre
PertualanganUn joven pensando incoherencias, puede cambiar al mundo, pero es su mundo, lo que lo tiene atrapado, he aquí, Sebastián