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La gente siempre me había dicho que Joey no era de los que se casaban y que siempre iba de novia en novia, no porque fuera un mujeriego por intención, sino más bien porque nunca había encontrado a la chica de la que creía que podía enamorarse.
Incluso sus amigos me habían dicho que nunca pensaron que Joey se plantearía siquiera comprar un anillo de compromiso y mucho menos pedirle matrimonio a alguien.
Fue ntonces cuando me conoció.
Él se enamoró de mi y yo de él, incluso sus amigos admitieron que yo era la correcta para Joey y todos me trataban como su hermana.
Recordé el día en que Joey me propuso matrimonio. Por supuesto, era uno de mis mejores recuerdos.
No era nada romántico, pero era perfecto para nuestra relación.
Habíamos ido a visitar a la familia de Joey durante una semana, y sus hermanas estaban muy emocionadas porque me adoraban, pero Joey se las había arreglado para alejarme de ellas durante un día.
Me había llevado a su restaurante favorito y se había sentado conmigo, hablando de cualquier cosa y de todo, como hacíamos siempre.
Los dos éramos capaces de hablar durante horas y horas.
En medio de la conversación, Joey se levantó de su asiento y se arrodilló junto a mi silla, por supuesto, mis manos taparon mi boca en estado de shock, ya que no podía creer que Joey tuviera realmente un anillo en la mano.
No pude decir que sí lo suficientemente rápido, pero él se rió mientras me arrojaba a sus brazos llorando de felicidad.
Deslizó el anillo en mi mano temblorosa con una sonrisa radiante en su rostro: el anillo era absolutamente hermoso y se ajustaba totalmente a mi, Joey me conocía tan bien y había elegido tan brillantemente.
En cuanto volví a la casa de los padres de Joey todo el mundo estalló en felicitaciones con pancartas y globos por todas partes, junto con Mónica, Chandler, Ross, Rachel y Phoebe que aparecieron haciendo que rompiera a llorar de nuevo.
Una sonrisa de afecto se dibujó en mi rostro al recordar ese día mientras me encontraba frente al espejo con mi vestido de novia.
Joey y yo habíamos elegido celebrar la boda en su ciudad natal con todas sus hermanas como damas de honor junto con Mónica, Rachel y Phoebe, ya que eran mis mejores amigas.
– ¿Cómo te sientes, Blair?–Preguntó Rachel.
Me di la vuelta al oír la voz de Mónica mientras empujaba la puerta para abrirla.
– Joey se pasea de un lado a otro, nervioso pero emocionado.– Dijo la pelinegra.
Una sonrisa se formó en mi cara al escuchar eso. – Oh, no puedo esperar a verlo.–
Se acercó para darme un abrazo. – Va a ser una recepción infernal.–
Me reí, asintiendo mientras le respondía.– Con la familia de Joey seguro que sí.–
Un golpe en la puerta me hizo girar y sonreí al ver que Chandler estaba allí, había accedido a llevarme al altar ya que mis padres no podían ir a la boda.
– ¿Todo bien? – Pregunté.
– Es tiempo, Blair.– Murmuró.
Mónica me dio un rápido abrazo antes de besar a Chandler y desaparecer de la habitación.
Joey y yo nos íbamos a casar en un hotel, no queríamos ir a una iglesia. Asi que Chandler me llevó hasta ahí, donde se encontraría Joey.
Las puertas se abrieron cuando comenzó la marcha nupcial.
Chandler me tomó la mano, dándome un apretón, antes de enlazar mi brazo con el suyo y acompañarme al altar.
Mientras caminaba por el pasillo mis ojos se fijaron en los de Joey y él me sonrió.
Al llegar al final del pasillo pude notar que en los ojos de Joey se ocultaban unas lágrimas.
Solté una respiración temblorosa mientras Joey tomaba mis manos de las de Chandler, y éste fue a ponerse de pie como padrino de Joey.
– Dios, te ves tan hermosa.– Dijo.
Le sonreí y con mi mano derecha limpié una lágrima que escapó.
