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Me desperté cómodamente, en una cama mullida con mantas peludas sobre mi figura. Me tomé un momento para mirar la habitación en la que estaba, pero sonreí suavemente cuando recordé la noche que había pasado. Me senté con el pelo desordenado y la ropa en el suelo. La cama estaba vacía, sólo estabas yo y me pregunté dónde estaría el hombre que conoci anoche.
Me levanté de la cama, poniéndome una camisa y un pantalón de chándal antes de abrir tranquilamente la puerta de la habitación en la que dormí. Miré el apartamento que tenía delante, y por la forma en que estaba decorado podía decir que no había estado viviendo allí una mujer. Me senté en el sofá durante unos minutos antes de oír cómo tiraban de la cadena y se abría la puerta del baño.
Mi cabeza dio un giro y me encontré con el hombre de la noche anterior. Era guapísimo, y le había echado el ojo todo el tiempo en el bar. Mis amigos me empujaron a hablar con él, y yo me sentí valiente así que lo hice. El resto de la noche fue un borrón para mi tristemente, no podía recordar realmente cómo fue todo.
Sonrió con una boca llena de dientes blancos y rectos. — Hola, estás despierta. Estaba a punto de hacer un poco de café, ¿quieres?
Eso hizo que mi corazón se calentara, recordé lo especialmente simpático y encantador que era desde la noche anterior. Asentí con la cabeza, apartando rápidamente la mirada para que no viera el tinte rosado de mis mejillas. Murmuré un rápido "sí".
Asintió, dirigiéndose a su cocina y sirviéndome una taza, — ¿Te gusta de alguna manera en particular?
— Solo sin azúcar.
Asintió con la cabeza y, al cabo de unos instantes, se acercó al sofá con dos tazas en las manos. Se sentó a mi lado, dejando mi taza sobre la mesa y dando un lento sorbo a la suya.
— Si no te gusta no te preocupes, me lo beberé. — Dijo con una sonrisa, dejando su taza sobre la mesa. Yo asentí con una sonrisa mientra tomaba mi taza para dar un sorbo.
Era café, no podía quejarme. También estaba caliente, se sentía bien. y el hecho de que lo hiciera el sólo hizo que me gustara más.
— Así que eh, esto puede parecer terrible, pero creo que nunca he preguntado por tu nombre. — Dijo, mordiéndose el labio con el ceño fruncido. Sonreí, soltando una risita.
— Soy Nora y me siento terrible por tampoco pedir tu nombre.
— Soy Joey y creo que estamos a mano.
Incluso tenía un nombre atractivo. ¿podría este hombre tener algún defecto? Sonreí.
— Es un placer conocerte, Joey. Otra vez.
Se rió. — Mi baño está justo ahí, si quieres ducharte. Podemos salir, o puedo llevarte a casa.
Mi corazón se aceleró, ¿realmente quería salir conmigo? Asentí rápidamente. — Sí, claro, me encantaría salir.
Intenté disimular mi emoción, esperando no parecer demasiado ansiosa. Él asintió y se levantó, tendiéndome la mano para que la tomara.
La tomé y me levantó, me condujo a su baño, poniendo dos toallas para mi. Tenía un buen presentimiento sobre el día que se avecinaba para mi, y tuve un buen presentimiento sobre mi nuevo "amigo", Joey.
