UN TRAGO DE MI REALIDAD

HAY NORMAS

Maldito vaso, se partió y se cayó de mis manos al lavado.

Alzo la mirada y lo veo; es alto, demasiado y créanme que he conocido gente alta pero nunca como el, es lo único que logro percibir esta en las sombras veo que trae una mancha debajo de la barbilla

—Que tienes ahí—señalo su barbilla, él ni siquiera se inmuta, pensé que al decirlo el mismo se limpiaría.

—Ven, averígualo—su voz es apenas un susurro y aun así me asusto, es grave demasiado, me acerco y aun estando así de cerca me doy cuanta que es un maldito poste, debe medir al menos 2 metros. El se agacha y paso mi pulgar por su boca para saber que es lo que tiene, al tener el liquido entre mis dedos lo esparzo con mi pulgar y mi dedo índice para saber que es aquel liquido, es espeso pero no logro admirar su color. —Y bien, ¿que es?— se acerca a mi rostro y habla suspirando. lo esta haciendo aposta, lo sé, y se que es

—Sangre—digo aterrada. El olor metálico y la textura.

Era muy fácil de asimilar y aun mas cuando vives en la torpeza como yo, siempre tengo un golpe nuevo y me gusta admirar la sangre de estas .

— Din din y el premio ganador es para ti—.

—¿Por que tienes sangre en la boca?— le digo alzando el rostro, lo veo directo a los ojos, veo que tiene una sonrisa. Sus dientes están llenos de sangre, ya no son blancos sino rojos.

—Me la comí— dijo anchando la sonrisa

—¿Te la comiste?

—Si—dijo alegre, creo que se burla de mi. —me acosté con ella.

—¿Acosté?—todavía no entiendo a que se refiere, se acostó con alguien pero ¿y la sangre?

—Enserio no sabes que es eso— veo como rueda los ojos a lo que niego con la cabeza—sexo

—Aaa—me siento estúpida. Por un momento creo que no se a reído en mi cara por que no me lo ha contado todo. —¿Y la sangre?

—La mate—veo su interés y su mirada nunca deja la mía, creo que esperaba que me asustara y corriera.

—pero y la sangre, ¿Por qué está en tu boca?

—La mate con esta navaja— veo como saca una navaja con dos serpientes cruzadas de ojos rojos, el fil de la navaja esta llena de sangre. Se puede decir que no la mató hace mucho, pero bueno no entiendo a lo que quiere llegar.

—Y...—lo animo a seguir, se que no esperaba esa respuesta, pero vamos, tanto tiempo hablando con asesinos, se que nada me sorprende.

—La despelleje, luego comí su carne y bebí su sangre—sus ojos brillan, sonríe tanto que creo que en cualquier momento su rostro se va abrir en dos.

—No te culpo—me encojo de hombros. —La carne cruda es rica, pero que quede entre nosotros, no he probado carne humana.

—La torture—Lo dijo como si nada.

—¿Qué hiciste?

—La torture, quite sus ojos y la lengua, pensé que así los gritos se calmarían, le corte el cabellos, algo simple si puedo agregar, las uñas de todos los dedos y después de eso fui quitando toda la piel del cuerpo hasta que no vi donde mas quitar, si te soy sincero no se en que punto murió.

—La torturaste—repito para mi. —Inhumano idiota, la torturaste, si querías su maldita piel por que no la mataste antes, por que la hiciste sufrir porque... —me interrumpe.

—porque si, quería escuchar los gritos y ver como se le iba la vida poco a poco.

—¡Cállate! No podías hacer eso no ¡debías hacer eso! ¡la torturaste!—. Siento las lagrimas caer. —¿Cuánto sufrió? ¡lloro! ¡pidió ayuda!