El Encadenado de Michelena

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Cuenta la leyenda que a mediados de 1925 vivía un joven buen mozo y enamoradizo llamado José, se dice que tenía su novia oficial llamada María Eugenia, pero siempre estaba con unas y con otras.

El padre de María Eugenia harto de los chismes que corrían por doquier, lo esperó una noche con un garrote y lo persiguió por todo el pueblo de Michelena, y lo golpeó hasta que terminó con su vida. Pasados unos días, mandó a que botaran el cadáver sin darle cristiana sepultura.

Días más tarde el padre de María Eugenia se dispuso a salir muy temprano a hacer unas diligencias, pero al regresar se le hizo demasiado tarde, teniendo que pasar frente de la cuesta del cementerio y acordándose cuando dejó al muchacho sin vida. Al acercarse sintió un escalofrío pero de todos modos prosiguió. Más adelante vio como la figura de un hombre se aparecía frente a él. En efecto, era el espíritu de José que lo llamaba y le decía que tenía que pagar por lo que había hecho. El padre llegó asustado a la casa donde lo recibieron sus hijos y sin nada que decir cayó desmayado.

Tiempo después, el padre de Eugenia enloqueció y después murió, nadie se explica lo sucedido pero dicen que fue el espíritu de José quien se lo llevó.

Con el correr de los años, los vecinos comenzaron a ver un terrorífico espanto que bajaba del cementerio con una túnica negra, ojos brillantes y unas largas cadenas que pendían de sus brazos y se arrastraban por las calles empedradas.

La figura encadenada sigue apareciendo por las calles principales del pueblo, desde el cementerio hasta el barrio Santa Rita, los días cercanos al aniversario de la muerte de este joven, llamado José.

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