El Pozo del Cura

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En el estado de Vargas, a poca distancia de Caruao, hay un pozo formado por el rio Aguas Calientes. El agua cae en pequeñas cascadas desde la montaña, hasta el “Pozo del Cura”, como este lugar ha sido nombrado por un hecho que según las leyendas venezolanas ocurrió ahí, un tiempo atrás.

Según se cuenta, había un convento entre Orituco y la Sabana, ahí, vivía un perverso sacerdote que acostumbraba a visitar el pozo y armar grandes fiestas acompañado de las mujeres de la región. Al religioso no le importaban los escándalos, los causaba con gran facilidad sin sentir remordimiento alguno por ello.

La gente se horrorizaba ante su conducta, pero temían hacerle algún reclamo, porque el hombre además era muy violento. En otras ocasiones ya lo habían visto encenderse con facilidad ante hechos insignificantes y no querían provocar su ira para evitarse problemas con él.

Pero, aunque los pobladores no pudieron decirle algo con respecto a sus actos, al parecer Dios actuó por ellos y le envió un castigo, pues un día, mientras se bañaba en el pozo con sus amigos, fue tragado por las aguas sin que los testigos pudieran hacer algo al respecto. Ni él mismo tuvo la oportunidad de salvarse a pesar de ser un excelente nadador.

El cuerpo, jamás se halló, y desde entonces, su espectro aparece en el lugar, agitando los brazos, pidiendo ayuda, y siendo tragado nuevamente por el pozo. Repite la escena de su muerte una y otra vez, pero igual que la primera vez, no hay quien pueda ayudarlo, incluso los lugareños advierten a los turistas sobre el peligro de bañarse en el pozo del cura, sobre todo por las noches, cuando el fantasma aparece, no vaya a ser que uno de ellos intente darle ayuda y acabe ahogado como el cura. 

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