Capítulo 3

48 9 0
                                    

Esa fue la última vez que Momo se había encontrado al rubio. No hubo una 'próxima vez'.

No había excusa para su actitud rebelde, le dijo Marina, así que lo que su madre hizo fue asegurarse que no se escapara otra vez o habría consecuencias. No era como si ella planeaba escapar una segunda vez de cualquier forma.

Se imaginó que su madre solo estaba preocupada, no había ninguna pizca de odio en su mente.

Terminó la secundaria, sacando puros 10 ya que los poderes no estaban tan implicados en las escuelas normales. Eran puramente basados en conocimiento y nada más.

Con confianza inquebrantable, anunció que quería ir a U.A. el próximo año. Sus padres se sorprendieron, casi al punto de preguntarse qué habían hecho mal para que ella aspirara a algo tan crítico. Nadie de su familia la había empujado a estar siquiera interesada en los héroes. ¡Nadie! Así que no comprendieron el porqué.

Le tomó a Momo casi dos semanas convencerlos, con todo el llanto y drama.

No fue sino hasta que Marina la confrontó. Con una voz tranquila, le habló a su hija. "¿Momo, cariño?" Ella llamó a través de la puerta.

No hubo respuesta, pero sabía que su hija estaba despierta. Solo lo sabía.

Marina buscó en su bolsillo hasta que encontró el set de llaves y busco el que era del cuarto de su hija. Mientras ella insertaba la llave en la cerradura, Momo ya sabía lo que iba a pasar, o al menos lo que ella creía que iba a pasar.

"No me dejara ir a U.A."

Momo solo podía rogar una última vez, esperando que su madre no le dijera lo que ella creía que iba a decir. "Por favor," ella rogó para sí misma.

Su madre puso sus manos sobre su delicado hombro, haciéndola temblar un poco. "¿Necesitas algo, madre?" Preguntó, la ansiedad se marcaba en su rostro.

Marina estuvo callada por unos segundos, pero al final llegó a una conclusión y abrió la boca. Con un fuerte respiró, ella finalmente habló, sus ojos puestos fijamente sobre su hija.

"¿De verdad quieres hacer esto, Momo?" Le pregunto con una expresión seria. Momo noto que aunque ella tuviera esta fachada sería, su madre era una mujer amable que siempre cuidaba de ella. Sus voz sonaba dura pero sus ojos decían lo contrario, podía ver el dolor en ellos.

"Así es." Sin pestañear, ella le contestó mientras la veía, una tormenta de ansiedad se formó en ella con cada segundo de silencio.

Marina se dejó caer en la cama al lado de su hija, acariciando suavemente su cabello negro. "¿Puedo saber el porqué?" Ella pasó por un momento y agregó, "no estoy completamente en contra de eso querida, solo estoy preocupada. Tu padre y yo sabemos el riesgo de entrar a U.A. ¡Todo el mundo lo sabe! Tarde o temprano, te enfrentarás a enemigos mucho más fuertes que tú... Así que, ¿Por qué aspiras a ser un héroe?" Pregunto, haciendo mucho énfasis en sus últimas palabras. Su voz parecía dar señal de que quería una respuesta sería.

Momo bajo la mirada, apretando sus puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. "Quiero ser una heroína simplemente porque quiero salvar vidas'', mintió. Ella no solo lo hacía porque quería salvar vidas, no era eso.

Marina la observó y la más joven Yaoyorozu lo noto. Su madre sabía que estaba mintiendo. Dejando salir un suspiro, Momo abrió su boca una vez más para agregar lo demás. "La adrenalina, la tensión. El solo pensar en eso me excita." Ella exhaló mientras volteaba a ver a su madre.

"Quiero pelear, para salvar vidas." Dijo como su última frase y después caer en silencio.

Marina sonrió mientras su hija la veía. "Yo también quise ser una heroína," le contestó. Esa frase hizo que su hija se sorprendiera, soltando un suspiro mientras la veía con los ojos bien abiertos. Ella soltó una pequeña risita después mientras continuaba. "Sin embargo, tu abuelo no me dejó. Dijo que era...un desperdicio de vida."

La joven Yaoyorozu solo se me quedó viendo, aún sorprendida pero firme. "No lo culpo. Mi hermano murió por ese sueño."

"¿Hermano? ¿Entonces madre no es hija única?"

"De cualquier forma, eso no importa ahora." Y con esas palabras, María se levantó de la cama, "te dejaré ir a U.A., con una condición."

Momo no cabía de la emoción, se levantó de la cama y habló con un tono de voz lo suficientemente alto para que su madre notará cuán feliz estaba. "¡¿Que es?!" Ella soltó, sus ojos brillando de emoción.

"Tienes que prometerme, que siempre estarás bien." No importa lo que tome, ella tenía que estar a salvo.

Sin dudarlo, Momo asintió su cabeza. Un segundo después abrazó a su madre de la felicidad, lo cual Marina no se esperaba pero el sentimiento la satisfacción. Después de todo, estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de mantener a su hija feliz y a salvo todo el tiempo.

"Muchas gracias," Marina sonrió mientras le daba un beso en la frente a su hija antes de dirigirse a la puerta. Cuando cerró, ella frunció el ceño.

"No hay tal cosa como seguridad en U.A. Solo estás a salvo cuando eres fuerte," ella pensó para sí misma. "Sin embargo, Momo es una chica excepcional... Tal vez sea tiempo para que ella cumpla el sueño que nunca pude tener."

Marina Yaoyorozu no era una mujer egoísta.

Al menos no con su familia.

Marina camino hacia su cuarto en silencio, sin hacer el más mínimo ruido mientras se acercaba al estudio de su esposo. Se acercó a la gran puerta cuando escuchó la voz de su esposo mientras hablaba a alguien por teléfono.

"¿Que?"

"El equipo que pediste está más que listo.

"Envíalo."

"Considerarlo hecho."

"Esta es una de las pocas veces que la organización, puede que no vuelva a pasar."

"Eso es aceptable. No queremos ninguna conexión con la comunidad."

Entonces hubo silencio. Marina se alejó de la escena teniendo cuidado de no hacer ningún ruido. Estaba furiosa, manteniendo su enojo para sí misma. Después de todo, a ella no le caían bien los Yakuzas. Ella haría lo que fuera para evitar que tuvieran más conexiones con ellos.

Por ahora, no haría nada. No habría ningún otro trato, ella no lo permitiría. Haría todo en su poder, lo que hiciera falta, solo para evitar que sucediera el siguiente paso.

Había una historia detrás de las riquezas de su familia, y un motivo por el cual permanecía dentro de la familia. Por ahora, Momo Yaoyorozu estaba fuera de discusión. La heredera de su fortuna no sabía nada de esto.

Una amistad inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora