La Fuga Del Príncipe

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Capítulo 01

Imperio de Busan. Año 1398

–¡¿Cómo es posible que no esté?! ¡Búsquenlo por todo el reino si es posible y me lo traen, sí o sí! ¡Si no sus cabezas rodarán!

El Emperador de Busan estaba más asustado que enojado, si el Emperador Min se enteraba de que su futuro marido se había fugado, días previos a su boda, estaba muerto. El trato ya estaba más que firmado, en realidad era una alianza entre las dos dinastías vecinas, y si era violado, el Emperador de Daegu tenía todo el derecho de invadirlos, derrocarlo, y tomar todo lo que tenía, así que encontraría a su hijo a como diera lugar.

Soltando un suspiro exasperado, ordenó:

–¡¿Dónde mierda están Jung y Jeon?! ¡Tráiganlos ya!

Los sirvientes que corrían por todos lados parecían avispero alborotado buscando al Príncipe de sus tierras, pero por más que lo hacían no lo hallaban, logrando localizar, sólo al sirviente, quien estaba en uno de los jardines recolectando Flores Silvestres, para aromatizar y adornar el aposento de su Majestad.

Cuando uno de los criados le informó que el Emperador lo estaba buscando, Jeon Jeongguk ya sabía el porqué, así que, poniendo su cara más dócil, siguió al sirviente hasta llegar al estudio del Emperador.

Apenas tocando la puerta, se dio la orden de pasar. La persona que lo acompañaba se fue de inmediato, así que entró solo, haciendo el menor ruido posible.

Realizó una inclinación profunda, mientras tomaba los bordes de su Hambok. Se enderezó cuando su amo se lo ordenó.

–¡Tú, Jeon!– le apuntó –Tú junto con Jung son los encargados del cuidado de Jimin, pero por alguna razón los otros dos no se encuentran, tú sí, ¿Sabes dónde están?– hablo Park Saejin, con un tono leve, pero amenazador, al cual lastimosamente, Jeongguk ya estaba acostumbrado gracias a sus pocos años en el ejército.

Poniendo una cara de terror, y a la vez de asombro -su madre debería de estar orgullosa por sus dotes de actor- se inclinó un poco, colocando las manos en la silla enfrente de él, titubeó y trato de ser lo más profesional. La vida de sus allegados estaban en sus manos, y depende de lo que hiciera “ganaría más tiempo” o algo así había dicho Jimin.

–No… no señor, he dejado la anterior noche al joven Jimin durmiendo en sus aposentos y al señor Jung custodiando su puerta como de costumbre, y esta mañana el príncipe me ha mandando por nuevas flores– queriendo dar veracidad a su palabra, retrocedió un paso y dejó ver la canasta que estaba entre sus pies.

Medio convencido, el Emperador asintió hacia su lógica.

–¿Así que te has mantenido en los jardines recolectando Flores para el príncipe y no has notado su ausencia?

–No señor, pero de haberlo sospechado se lo hubiese hecho saber de inmediato.

Asintiendo una vez más, el Emperador le dio un gesto con la mano indicándole que se podía retirar. Reteniendo un suspiro de alivio se dio la vuelta y abrió la puerta, pero la voz del hombre lo detuvo por un segundo.

–Jeon, si descubro que tu dejaste que Jimin se fugara con Jung, te aseguro que la muerte será un paraíso para ti.

Un tenue escalofrío le recorrió la espalda. Hizo una venia hacia su señor y salió de ahí.

Cuando hubo una gran distancia entre él, y el estudio de su amo, dio a los sirvientes que pasaban apurados, su característica sonrisa de conejito, la cual fue recibida sólo por gestos confundidos.

Pero él estaba feliz, su Príncipe estaba libre de un matrimonio sin amor, con un hombre cruel y sin alma. En este momento seguramente se encontraba cruzando la capital de Hanseong junto a quien le pertenecía su corazón.

Emperador | KookGi EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora