Busan Es De Daegu

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Capítulo 15.

La caravana de soldados marchaba a paso rápido hacia Busan, que poco a poco se dejaban ver sus grandes muros.

Jeongguk ajustó el mirador hacia la cima de las murallas, observando así a los guardias que corrían de un lado a otro, avisando su presencia.

–¡Guardias alerta en la muralla! ¡Preparen los arcos!– ordena con voz firme. La primera división se prepararon para recibir órdenes de ataque. –Al parecer solo hay en el frente, no estaban preparados para nuestra presencia.

–Mejor así– dice Yoongi, llegando a su lado en su caballo negro pura sangre, su armadura completamente negra lo protegía de cualquier ataque sorpresa, no llevaba su casco, así que dejaba fuera su cabello rubio atado en una coleta alta, libre, sus pequeños ojos emanaban satisfacción –Ya sabes lo que se va a hacer Taehyung.

El nombrado asintió, la adrenalina llenándolo. Tenía tiempo sin participar en una batalla como la que se avecinaba.

Hizo una señal hacia Suk a un costado y el soldado entendió de inmediato, elevando sus escudos.

–¡Arqueros listos!

–¡Sí capitán!

Taehyung y Suk esperaron la orden final del Emperador, el cual veía fijamente las puertas de Busan, desvío la vista y se puso su casco, dejando su llamativa cabellera cubierta.

–Da la orden.

–¡Sí Emperador!– Taehyung levantó su mano en lo alto –¡Arqueros listos! ¡Apunten!– los cien primeros hombres se preparan con arcos y flechas en lo alto –¡DISPAREN!

Y así la guerra entre Busan y Daegu comenzó.

(...)

Adentrarse en la ciudad fue fácil, los hombres de SaeJin no se habían preparado de buena forma y eso les dio una gran ventaja. Yoongi admiraba su fuerza y resistencia, pero como era de esperar, sus hombres eran mucho mejores.

El pálido avanzó con cuidado, hace rato se había quitado el casco nuevamente, dejando que el viento revolviera sus cabellos ya sucios y llenos de sudor.

Guardias avanzaron hacia él, y les cortó la garganta. Luchó contra sus contrincantes que llegaban en grandes olas, pero no era algo de que preocuparse; eliminó al primero, al segundo lo tomó de la muñeca y le dio la vuelta para después darle una patada en las costillas que lo hicieron doblarse, aprovecho y le incrustó la espada en su costado atravesando su corazón. Al tercero que ya se le había tirado encima, le dio un codazo en la nariz y lo hinco, cortando su cabeza de un sólo moviendo. Lo estaban atrasando y tenían que ser eliminados.

Sacudió su espada de la sangre gotenante y comenzó a correr por los pasillos en busca de SaeJin, tenía rato buscando, y el muy cobarde no le había dado en cara.

Dudando, abrió una de las puertas y se deslizó adentro.

Nada.

Tenso la mandíbula, su cuerpo de doncel se sentía cansado, y este maldito lugar era un laberinto.

–Te frustas demasiado rápido.

Sus reflejos actuaron y se dio la vuelta con la espada en alto, pero otra hoja filuda detuvo la suya. Entonces vio los ojos oscuros de Jeongguk.

–¡Oye! –se quejó el varón.

Jeon estaba completamente de negro, su cabello castaño se miraba negro por el sudor empapandolo, rastros de sangre se podían notar en sus grandes manos y parte del cuello, en su mejilla habían algunos cortes superficiales. Nada preocupante.

–¡No es mi culpa que te aparecieras así de repente, cuando uno está a la mitad de una batalla!– Jeongguk rodo los ojos –Aparte, SaeJin no está, no lo he encontrado en ningún lugar.

–¿Nada?

–No– dijo con cierto sarcasmo, molesto porque no estaban en momento de hacer bromas.

–Ven, creo que sé donde está– Jeongguk le tomó de la mano y lo arrastró con él, prácticamente corrían.

Sólo ahí Yoongi noto que el castaño no llevaba ninguna protección, sólo un hambok sencillo.

«Maldito arrogante»

Bajaron por unas escaleras, luego doblaron a la derecha y bajaron más escaleras. Las paredes dejaron de ser de madera y comenzaron a ser de piedra trabajada, el olor a humedad se hacía notar por el aire y unos murmullos en el fondo se hicieron escuchar.

Jeongguk jalo a Yoongi contra su cuerpo y el rubio se alejo para que no los descubrieran.

Se pusieron contra una pared cada uno. Vieron a SaeJin, se encontraba hablando con otro hombre más joven, el cual llevaba el digno uniforme de la familia imperial, o sea la del Rey, junto a dos guardias más, uno llevaba una espada y el otro un ¿Hacha?; Jeongguk le hizo señas al pálido, él las entendió.

Quería que se encargará del hombre de la espada y él del otro, perfecto.

Tomando su espada, Yoongi avanzó con sigilo haciendo de todo para no provocar algún ruido. Jeongguk siguió sus mismos pasos contra el otro tipo y al mismo tiempo mataron a los hombres, los cuales cayeron al piso.

SaeJin los noto y desenvainó su espada dejando al otro hombre detrás.

Jeongguk tomo al mensajero del Rey, luego de haberle clavado la espada en una de sus piernas, tan profundo que se adentro al suelo, el otro hombre soltó un grito de dolor, y eso a Jeon le importo muy poco. Observó la pelea de YoonGi, sabiendo que al mas bajo no le agradaría que se metiera.

Los movientos de los dos Emperadores eran fluidos y mortales, los ataques certeros y elegantes que Yoongi ejecutaba hacia que pronto SaeJin se estuviera cansando, dándole ventaja a el rubio.

Jeongguk sabía que YoonGi ganaría y no tenía que preocuparse, escucho unos pasos apresurados y asegurando al sangrante mensajero, se preparo de los nuevos invitados.

SaeJin estaba desesperado, ese maldito Doncel no le quitaría lo que tanto le habita costado, todavía no podía creer lo estúpido que había sido al dejar salir a Jeongguk, un error que estaba pagando muy caro.

Importándole muy poco el dolor en su brazo, SaeJin apretó su espada para esperar el momento justo y matar al Emperador de Daegu.

El chico ya se notaba un poco agitado y unos cuantos mechones rubios estaban pegados a su rostro, el doncel se desconcentro por el choque de espadas.

Era su oportunidad.

Dirigió el filo de su espada directo a la garganta de Min YoonGi, pero este fue más rápido y la aparto, solo llegando a cortar parte de su rostro derecho.

YoonGi siceo por el dolor el su cara, pero movió su espada más hacia la de SaeJin cuando se separaron y la incrustó en su pecho, otra espada hizo lo mismo solo que desde el ángulo de la espalda del Emperador de Busan, el sujeto solo quedó viendo el rostro sangrante de YoonGi y su sonrisa de sastifacion.

–Las mentiras se acaban contigo Park– dijo Jeongguk desde atrás, quitando su espada del cuerpo ya sin vida del Emperador de Busan.

Busan Oficialmente pertenecía ahora a Daegu.

Y pronto el reinado sería para el verdadero rey Jung.

Emperador | KookGi EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora