Recuerdos De Un Soldado

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Capítulo 09.

Como era de esperarse encontraron los cuerpos de los ancianos tres días después de todo lo ocurrido. En ese tiempo lograron deshacerse de toda la evidencia que hacían verlos culpables y también eliminaron la información de como se podría exponer a Yoongi como un doncel.

Por el momento estaba todo resuelto.

Jeongguk lanzó un suspiro de alivio, sintiendo la suave seda en su espalda. Todo su cuerpo -anteriormente en tensión- ahora estaba relajado, así que con eso se propuso a dormir un rato.

Seguramente Yoongi estaba en la sala común atendiendo a los ciudadanos y luego tendría que estar arreglando un funeral tradicional para cada anciano que lastimosamente, sólo se encontraron partes de ellos y la única forma de reconocerlos había sido por los escudos tatuados de Daegu que portaban en sus hombros.

Antes de caer en los brazos del sueño, Jeon se quedó meditando que sólo le faltaba matar a una persona para ser libre.

«Pero, ¿Quiero serlo?»

Convivir con los más a llegados de Yoongi y el mismísimo, había sido muy bonito, sólo faltaría el Príncipe Jimin y Hoseok para que Jeongguk se sintiera como en su hogar, pero no, toda esta farsa tenía que acabar.

Más quedaba algo que resolver.

Él le había dado su palabra a Yoongi de que recibiría su ayuda, a cambio de su libertad. Al ya no tener algún objetivo que cazar, Jeongguk no tendría nada que lo atara a Daegu.

Frustrado con sus espontáneos pensamientos, se levantó de la cama y camino hacia el balcón. Observó gran parte de la plazoleta del palacio, y llegó a ver a uno que otro servidumbre.

Recuerda que él fue uno de ellos cuando su brazo dejo de ser útil para el ejército, él había entrenado desde niño con su padre, quien le había enseñado la mayoría de cosas que sabía con la esperanza que un día el llegara a tomar su cargo como general del ejercito de Busan, pero lastimosamente no se pudo.

Tuvo que tomar un cargo más bajo para poder sobrevivir, y como era bien visto por el Emperador de Busan, este decidió dejarlo como el criado de su hijo. Después de eso, sólo se dedico a llevar una vida medianamente normal.

El sonido de la puerta siendo tocada lo saco de sus recuerdos, y por ella entró NamJoon vestido de manera civil.

—Quiero hablar contigo

—Bien.— accedió.

—Yoongi a confiado en ti, pero ni yo ni Taehyung estamos completamente seguros de tu lealtad.

—Se los dije una vez, mi propósito aquí es solo tener mi libertad, al estar muerto el padre de Yoongi no pienso cobrármelas con él. No es lo justo, más sabiendo que él esta haciendo lo correcto aquí, mi ultimo objetivo ahora es matar a SaeJin y buscar a mi verdadero Príncipe.— al decir eso vio como NamJoon fruncía el ceño, pero no replico nada.

Es cierto que había hecho bastante aquí, que había probado a Yoongi, pero eso no lo ligaba a este territorio, su hogar siempre fue Busan, su Príncipe siempre seria Park Jimin.

Y Yoongi... Yoongi sólo era alguien al que había perdonado y ayudado.

Sus deseos personales, indicando, que todo lo que sentía el Emperador era simple atracción.

—Me alegra saberlo, ¿Te iras verdad?

—Sí, esta misma tarde.

—Le informare de tu partida al Emperador.

—No— lo detuvo —Hazlo hasta que me haya ido.

—¿Y eso porque?

—Quiero hacer algo antes que irme, y si él esta al tanto no sería divertido.

—¿Qué vas a hacer, Jeon?— preguntó mirándole con sospecha. Jeongguk sonrió.

—Nada de su incumbencia, seguro.

Emperador | KookGi EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora