°• ░ 𝑷𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝑰𝑰 ░ •°

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Como era de esperarse, otro día más para la jovencita de cabellos café; levantándose temprano para usar el mismo uniforme una vez más

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Como era de esperarse, otro día más para la jovencita de cabellos café; levantándose temprano para usar el mismo uniforme una vez más. Eso que tanto odiaba reencarnado en una prenda, no era nada contrastado con el lugar al que debía ir con ello puesto.

─¡Six, ¿podrías hacer el favor de levantarte de una vez?!─.

─Ya me levanté─.

─¡Entonces vístete!─.

─Ya voy... madre─.

─No murmures, esto no es iglesia precaria para tus rezos pendencieros, ¿quieres rezar?, ¡déjame darte una razón de verdad para rezar!─.

─Ay yaaa, mamá, ya te entendí─.

─¿Cómo que "mamá"?, que no te sobre esa confianza en la calle, niña, ya verás...─.

La convivencia maternal quizás era el único problema sin solucionar, con el que Six no tenía mejor idea que acostumbrarse. Su madre era una mujer refinada puertas afuera, pero guardaba mucho odio por dentro, y aunque no lo desatase contra la pequeña muestra de lo que sería su futura imagen, a veces sí solía pasarse con las palabras.

No importaba; la chica ya estaba acostumbrada a la dureza de la palabra, y prefería eso a la dureza de una mano castigadora. Y gracias a quien sabe qué, nunca lo tuvo que sufrir; beneficios de ser parcialmente obediente.

La chica simplemente se miró en el espejo de su habitación opaca y sin gracia, para ver como una vez más, su cabello crecía más de lo que quería, y empezaba a parecerse al de su madre. No quería ser como ella, por lo que se tomó unos minutos para agarrar unas tijeras de la mesada, y retocar su flequillo y nuca.

Los pasos por la escalera de madera vieja, no se tardaron en escuchar, así que dejó las tijeras una vez creyó terminar, y tomó su mochila. La figura de una mujer alta y de cabello largo y negro, no tardó tampoco en aparecer frente a los ojos cafés de la niña.

─Otra vez tú y tu cabello, ¿en qué quedamos la otra vez?, jovencita─ tras ver a la niña cabizbaja, endulzó levemente el tono de su voz, y se agachó ─Te queda bien... déjame retocar un poco las puntas─.

─Bien...─ la chica le entregó las tijeras a su progenitora, quien la miró con una ligera y poco común sonrisa, apareciendo. Típico de cuando la mujer notaba con arrepentimiento, el dolor de lo dicho.

─¿Cómo te va en la escuela?, tesoro─ sentó a su hija sobre sus rodillas, y comenzó a cepillar su cabello.

─Bien... aburrida pero estable, supongo─.

─Ajá... ¿y los amigos?─.

─¿No dijiste que me preocupe por las notas?─.

─Sé lo que dije, siempre sé lo que digo, solo que no suelo estar muy consciente de ello, princesa... pero supongo que... realmente me habrás escuchado esa vez─.

𝐋ú𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐧𝐝𝐚𝐥𝐮𝐳 ─ || ᴸⁱᵗᵗˡᵉ ᴺⁱᵍʰᵗᵐᵃʳᵉˢ ² ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora