𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈

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El vibrar de sus tacones resonaba por la fina loza de cerámica, cada paso que daba enmarcaba el ser de su amplia soledad. Dos frustrantes semanas en Sicilia con la familia de su tía era agotador, pero aun mas lo era el hecho de no poder quitarlo de su mente.

Un mes y medio ya había pasado desde su ruptura y la agonizante sensación de abandono la perseguía en penumbra provocándole retorcijos en la noche y un llanto incontrolable. ¿Por que el primer amor dolía tanto? ¿O acaso así de doloroso era todo el amor?.

¿Por que Sai no la llamaba? ¿Por que no la buscaba? ¿Acaso tan poco la amaba?. Su inagotable mente no la dejaba soñar despierta porque en cada esquina la acechaba el pasado, sus besos, sus abrazos, su cariño y sus gemidos.

La desilusión y fraude del enamoramiento resentían con el pasar de los días mas y mas su confuso corazón, asistir a la boda de su primo fue el peor de los errores aun que tampoco tenia opciones. El recuerdo de amor prometido entre Sasuke y Sakura solo le quemaba mas su alma y la arrastraba con fiereza al cruel vacío de su mente, donde la intrépida realidad osaba a tomar poder y recalcarle una y otra vez que ese celestial y profano amor era simplemente eso, lejano e inalcanzable para ella.

Pequeñas lagrimas deslizaron por sus mejillas mientras que sus pasos se detuvieron enfrente del despacho de su primo, con dolor y pena miro la lista de informes que su hermano debía entregar, ella misma se habia ofrecido a ir en su lugar no solo necesitaba despejar su mente si no también el consuelo de alguien que si se lo daría, su querido primo Itachi. El siempre sabia aconsejarla, consolarla y alentarla a seguir en cada tropezón que daba, un fuerte estruendo se escucho del otro lado de la puerta haciendo sobresaltarla.

Ino limpio con rapidez sus ojos y se acerco con sigilo a la puerta enfrente suyo, voces detrás de la mismas se oían, todas completamente conocidas. La pelirrubia termino de acortar la distancia para oír con mayor claridad la conversación tras la puerta.

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- ¿Qué tan seguro estas de esa información? - pregunto una voz varonil.

El pelinegro entrecerró lentamente sus ojos intentando mantener la paciencia ante aquellos vejestorios que necesitaban explicaciones detenidas sobre todo. El azabache al lado suyo suspiro y movió su pie impaciente.

Itachi abrió sus ojos y observo con detenimiento a cada uno de los presentes su padre Fugaku, sus tíos Indra y Obito, y su casi inmortal abuelo, Madara Uchiha, un hombre de setenta y tres años que a pesar de su edad su distinguido carácter aun prevalecía al igual que su dominio y valentía.

- ¿Puedes dejar de mover tu puto pie Obito? - refunfuño Indra con una ceja arqueada.

El azabache nombrado cruzo mirada con su hermano y detuvo abruptamente su pie, su oscura mirada volvió desafiante hacia su sobrino. -¿Qué tan segura es esa información? - repitió la pregunta que había hecho su padre.

- Lo suficiente como para que este aquí mismo diciéndoselos - respondió el capo mirando a todos los presentes. - Danzou Shimura sigue vivo y trabaja para Zabija Kobiety.

Los tres mayores se miraron entre si para luego carcajearse entre ellos. - A ver... - dijo ente risas su tío Indra. - Tu me estas diciendo que... No solo Danzou Shimura sigue vivo, ahora también Zabija Kobiety - ironizo con una gran sonrisa socarrona.

Obito e Itachi se miraron de costado antes de proseguir. - Muy bien - musito Obito Uchiha con los dedos entrelazados. - Dadas las circunstancias de que no están al tanto de lo que sucede y que aun Sasuke no se los ha comunicado...

Itachi lo irrumpió rápidamente; - Odiamos ser desleales a nuestro capo, pero si Danzou de verdad aun sigue vivo, no es buena idea subestimarlo y no mantenerlos informados de la situación - explico el capo con brevedad.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora