𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈

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Se reclinó nuevamente en la silla y dejo escapar un enorme suspiró. No tenía idea alguna qué era esa nueva sensación que despertaba en su interior ¿Furia? ¿Orgullo? ¿Amor? ¿Negación? ¿Qué maldita sea significaba esa sensación?.

Miro su reloj en su muñeca [07:44a.m] frustrado se levantó de la silla giratoria de su oficina. Capaz no sabía a qué nuevas sensaciones y sentimientos se embarcaba al abrir por primera vez las puertas de su corazón a una mujer, su mujer. Cómo tampoco sabía qué clase de persona se convertiría al ser dentro de dos meses el nuevo líder del Clan.

Claro, había una enorme diferencia entre manejar el negocio junto a su hermano y volverse el dueño del Cartel. Pues lo que más le perseguía era el poder que cargaría en sus manos, todo estaría bajo su control como un maldito rey. Las personas a su lado ya no lo verían como antes, un desquiciado asesino de la familia Uchiha, ahora daría un enorme paso y formaría parte de su tan honrado linaje.

De ahora en más sería el líder del Clan, el jefe de jefes, quién tiene la última palabra, quién todos respetan. El poder en sus manos era lo que sus antepasados produjeron con tanto empeñó. Pero el no los defraudaría, el aumentaría ese poder, extendería sus negocios tanto como pudiese y dejaría bien en alto el apellido Uchiha,esa siempre fue su meta desde pronta edad.

Tomo el ascensor y tocó el botón que direccionaba al subsuelo, saco su celular mientras negaba con la cabeza. ¿En qué momento se había convetido en chófer particular? No lo recordaba, pero si recordaba muy bien la llamada de Suigetsu ayer por la noche. ¿Acaso Sakura creía que él no supo lo que hizo a noche? Lo sabía a la perfección, aún que de ves en cuando le gustaba jugar con las personas ¿Por qué no hacerlo con su pequeña y futura esposa?. Pareciese que así había que tratarla para ver si de una vez entendía que su vida posiblemente corría peligro <<Ay Bambina>>.

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Se volteó y su brazo accidentalmente cayó en la cara de su acompañante de cama, la cuál emitió un quejido, el celular no dejaba de sonar se sentía como una maldita trompeta en el oído. Tanteo sobre el colchón en dirección al sonido y lo único que hizo fue deslizar para atender el móvil cómo pudo.

- Buona giornata cara - saludó una voz muy sensual que ya conocía, sonrió por inercia olvidando su profundo dolor de cabeza y su horrible malestar de estómago.

- Amor ... - susurró.

- Cara paso por ti en media hora.

- De acuerdo cariño - la llamada se cortó y Sakura se echó de espaldas suspirando embobada. ¿Por qué Sasuke era tan perfecto?. - Levántate zorra - empujó a Hinata la cuál sólo le gruño en respuesta.

- Vamos tenemos clases perra... Además Sasuke vendrá por nosotras - comentó enamorada. - No iré - contestó con enfadó.

- No, no, no, tus pendejadas te las guardas porque si irás - reprochó sentándose de volcon para verle la cara. - No hablas en serio ¿O si? - argumentó Hinata, su cabeza iba a explotar en cualquier momento pero la maldita resaca era preferible antes que ver a la cara a Naruto. Maldito Naruto.

- ¿Acaso te olvidas como termine la última vez que fuí trasnochada? - inquirió entrecerrando sus ojos. Sakura se echó hacía atrás y bufó - De acuerdo - pronunció indignada, capaz no le vendría mal a su amiga descansar un poco y además así podría interrogar a su primo, sonrió con audacia - ¿Tienes un uniforme demás? - pregunto.

- Si, en el tercer cajón... Me quedaba chico pero puedes usarlo, de seguro te quedará a la perfección - dijo riéndose. - Zorra ¡Yo no soy ninguna plana! - chilló mientras se dirigía al bañó.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora