𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗

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Shisui, Suigetsu e Itachi bajaron de la camioneta y se encaminaron hacia el depósito abandonado en la ciudad de Kōbe. Allí se encontrarían con Shino, el subordinados que se encargó de los preparativos para su viaje al sur polaco.

Les darían un cálido saludo a Okrag por meter sus narices en Italia y Japón. Un saludo lleno de balas, navajas y sangre. Oh sí. Mucha sangre, ese trio sonriente se adentró al depósito con anhelos de la sustancia roja.

Un placer indescriptible, interminable. Algo que solo una bestia retorcida de mente podría asemejar. Hay personas que se fascinan con bellas vistas o comidas dulces, pero el apetito de un asesino es cortar y derramar sangre. El dolor físico les causaba fascinación.

Los anhelos de sangre a veces pueden ser malinterpretados. Mala sorpresa fue entrar y encontrar a Shino tendido en el suelo jadeando y la mitad de su brazo a unos tres metros de él. La laguna de sangre que lo rodeaba cada segundo de volvía más opaca ante el contacto del aire superficial.

- La sangre que escapa de la venas y corre afuera, deja de ser pura y se vuelve negra-. ¿Cómo podía pensar en las putas frases de su padre Indra teniendo a su subordinado desangrándose enfrente suyo? <<Maldita sea Shisui>> se renegó.

- ¡Puta mierda! - el gruñido de Itachi ante la escena resonó en todo el depósito vacío. - Shisui, Suigetsu revisen el perímetro- ladro.

Rápidamente desfundaron sus armas y con unas muecas se distribuyeron a perimetrar. Itachi marco rápidamente en su móvil a la médica de la Organización. Tsunade Senju, la mejor médica en todo Japón y el mismo juraría que en el mundo. Su habilidad en el campo de la medicina era exquisito e impresionante. Un talento innato.

El tono de llamada sonó tres veces hasta que atendieron - En media hora en la clínica, es urgente. Le apuntaron el brazo a Shino - no espero respuesta, era un orden, cortó apenas la dictó.

Se acercó al adolorido Shino tendido en el piso que respiraba con dificultad. Se sacó su saco negro, y procuro cortarle la circulación así no perdía más sangre. La mitad de su brazo izquierdo cortado debería ir a frío, de lo contrario capaz perdería por completo las posibilidades de que conecten su extremidad al sitio correspondiente. Bien si es que ya no las había perdido, quién sabe cuánto lleva el pobre nefasto en ese estado, mejor tener fé pensó.

Genial, su día no podría ser mejor. Su visita al sur de Polonia se veía cancelada ante las circunstancias momentáneas, para agregar se tenía que hacer cargo de Shino y además averigüar cómo terminó con un brazo apuntado, y quién putas madres fué. Y para terminar, debería llamar a su pequeño hermano Sasuke para comentarle sobre el pequeño incidente.<<Ah maldición, espero que haya cogido y este de buen humor>> .

Tras pensárselo unos segundos decidió que le daría los honores a su primo Shisui de contarle a Sasuke. Si, se lo merecía por comerse sus dangos hace dos días atrás.

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- Mmmm... Ahhh espera, ¡cariño! - chillo tras sentir una presión de marca en su clavícula.

- Solo un poco más amurccio - gruño mientras acariciaba sus suaves y cremosas piernas.

- ¡Ahhh!... Espera Sasuke esto es muy intenso... y... no es apropiado aquí - balbuceo mientras se apartaban lentamente.

- Perdón cara, es que eres tan irresistible - dicho esto depósito un suave beso en sus labios y abrió la puerta para bajar de la camioneta.

Sakura se sonrojo por demás, las caricias de Sasuke provocaban en su interior una sensación reconfortante y una seguridad indispensable. Se sentía femenina, hermosa, capaz de hacer lo que se proponga. El anheló por más de ellas se volvían una adicción al pasar de los días, el primer día que Sasuke la tocó, fue el más vergonzoso y el más excitante en toda su vida.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora