𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈

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Varsovia, Polonia [2007]

Cuando sus pasos avanzaron por el portijo bastante descuidado, el hombre, sonrió. Hacia tiempo que sus planes marchaban con claridad, y nadie, absolutamente nadie, sospechaba de ello. Danzou Shimura subió por las escaleras en aquella nublada tarde de invierno. Cuando la tormentosa y avasallante lluvia alborotaba el caos, él aún peor giraba las cuerdas sonriendo triunfante.

La marea se zambullia, antes de comenzar a crecer por la orilla.

Aquel plan le había tomado años. Cultivar la plaga que comería el pastizal e intoxicaria a cada uno de sus percederos que se alimentaban de la dichosa semilla de la vida. E inocentes caerían como villanos, inculpados por la sociedad, esos leales agricultores que sembraban y cuidaban la tierra del campo. Estúpidos. Ineptos. Meses bajo tierra, encarcelado, no detendrían lo que el había predicado, todos a su alrededor eran simples peones jugando a su favor, y sus susurros entre las sombras encrucijaban hasta el mas leal.

Un rayo de luz al caer vislumbró al condecorioso que esperaba de su presencia en esa descuidada estancia. - Tomas la libertad sin responsabilidad alguna. Ahora suelto te crees como un tiburón de vuelta en sus aguas y soncarroneas tus aletas... - fascullo.

- ¡Mira tú! No sabía que mi allegado socio tenia tan poco tacto con sus hermanos judíos.

El hombre rió. - Hijo de puta. Te atreves a usar una respetada religión como pronombre, sin vergüenza.

- Tú sigues igual de fastidioso que siempre, Zabija. No le tomes tanta importancia a situaciones tan banales... Mejor miremos al futuro que nos espera... ¿Has considerado la posibilidad de obtener beneficios posteriores durante nuestra hazaña?

-¿Qué hazaña, soncarron? Estas semanas hemos estado estancados. Y esa maldita escoria italiana se ha infiltrado provocando daños severos -Zabija empuño sus manos con fuerza.

Danzou se arrimó hasta su lado.

- Eso ya es pasado, hay que movernos de imprevisto, los lamentos solo nos retrasan en nuestros procesos. Un humano que no sabe acomplejarse del dolor y conquistar su máxima energía a través de la ira y sufrimiento, esta condenado a vivir en la misera neblina de la mundana sociedad; caprichosa, ordinaria y repetitiva.

El rubio suspiró. - Muy bien. Ahora ve y repitele eso a mi hijo, con su esposa embarazada muerta - el rubio miro fijamente sus ojos. -Sasuke Uchiha es una maldita serpiente traidora, sabe cuan frío puede ser el infierno, y tan templado el cielo. Sabe moverse entre la gente desapercibidamente, persuadir los oídos, liderar a quiénes desean ver el horizonte y, sobre todo, quitar de su camino a quién estorba.

- Parece como si lo alabaras - Shimura rió. - Dile a Cee, que la pena de su difunta se quitará con el alma de otra mujer sobre su regazo. Y vida, siempre sera dada del sagrado y esplendorioso vientre de aquellas valientes y consagradas que se animen a besar el suelo fértil.

- Y tú parece que alabaras a las mujeres... - le contradijo.

- Aún, para tu poca consciencia, Danzou, reconozco la sangre de un dragón cuando la veo. Sin embargo, le hemos subestimado reiteradas veces. Y aunque le contraataquemos, él se levanta y nos avasalla... - suspiró. - Hay que tomarlo con la guardia baja, hay que incendiar el bosque en el que tanto le gusta relajarse y mover esas sucias garras suyas...

El veloz viento de la tormenta golpeó sobre el tejado. - Y cuando menos se imagine, se lo arrebataremos todo - concluyó Danzou.

Zabija le sonrió. - Así es... Ve a Japón Danzou, y más te vale volver con sangre de evidencia, ataca desde lo mas bajo. Daña a su familia, amigos, la familia de sus amigos, sus leales perros guardianes... Quitaselo todo, tal y como hizo con mi hijo.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora