Fin

66 5 1
                                    

Sesshomaru rió de nuevo, quitándose una de las prendas.

Sesho:Deberías de haber visto sus caras.

Miró hacia Inuyasha, aún recordando cómo los sorprendió. El albino sonrió suavecito, mirando a Sesshoumaru. Estaba descansando sobre los cojines ya que había tenido una mañana dificil, aunque en ese momento lucía mejor.

Inu:El sorprendido soy yo. Creí que los integrantes del harem eran fijos.

Sesho:Lo son (Sesshoumaru acabó medio desnudo y se tumbó a un lado de Inuyasha, llevando consigo esa bandeja de frutas cortadas y peladas. El hombre tomó un pedazo y la puso delante de los labios de Inuyasha) La ultima vez que sorprendí a un guerrero tocando a uno de mi harem no volvió a usar el brazo en un mes, pero es diferente. Aquella vez, la mujer suplicó que no había sido su culpa y él, no hizo nada.

Inuyasha aceptó la fruta y la masticó lentamente. Se acurrucó junto al cuerpo de Sesshoumaru y suspiro.

Inu:Disuelve en harem.

Sesho:¿Cuidarás de mí todas las noches. Inuyasha? (preguntó Sesshoumaru, y levantó su rostro con un dedo apoyado en su barbilla para besarlo, saboreando el jugo que había quedado en sus labios) ¿Te quedarás aquí conmigo?

El rostro de Inuyasha ganó un intenso rubor y suspiró, levantándo más la barbilla, en busca de los labios de Sesshoumaru, quien parecía no querer cooperar.

Inu:Lo haré, si es lo que deseas. Deséame sólo a mí, y pondré mi poder en tus manos. Sólo a mí.

Sesshomaru deslizó ese dedo por el cuello de Inuyasha, llegando a su hombro y dibujando algunas líneas del tatuaje que adornaba su cuerpo hasta llegar a la cadera y apretarlo contra él.

Sesho:No quiero tu poder, Inuyasha.

Sesshomaru rozó su barbilla con sus labios. Inuyasha gimió.

Inu:¿Quieres mi corazón? (susurró débilmente y levantó las manos, para sostenerse de la ancha espalda) Puedo... dártelo también.

Sesho:No quiero tu corazón (Sesh rozó la línea de la mandíbula con sus labios también, hasta detenerse en su oído) Lo quiero todo de ti... (susurró antes de sus dientes atraparan el lóbulo de su oreja) ¿Me lo darás, Inuyasha?

Inu:(El pakhupra lanzó un jadeo y se mojó los labios) Es tuyo... (le miró directo a los ojos) A cambio, debes ser mío. El día que decidas dejarme, debes matarme, Sesshoumaru; porque si no lo haces, agonizaré tal como lo hace esa mujer, en su tienda. Ya no puedo amar a nadie más.

Sesho:No tendré que hacerlo (prometió , enredando una pierna contra la de él) Soy tuyo, Inuyasha. Para siempre.

Inuyasha dejó escapar un sollozo y se abrazó a Sesshoumaru. Había sido suyo. Desde un inicio fue suyo el futuro del que le advertía ese sueño. Era él quien vivía con Sesshoumaru, siendo mirado de esa forma tan amorosa. Era suyo el hijo al que Sesshoumaru iba a salvar... Eran ellos quienes habían muerto...

Inu:No te preocupes, yo voy a impedirlo. (dijo sollozando, no podía parar de llorar. Dolía tanto que no podía parar)

Sesho:Precisamente no era la reacción que esperaba (le limpió las lágrimas y le besó una mejilla con cariño) ¿Qué te preocupa, Inuyasha?

El chico continuó llorando, intentando explicar, pero el hipo no le dejó y tan solo continuó llorando dentro de esos protectores brazos. Iba a salvarlos. Salvaría a ambos. Los días siguientes, fueron una fiesta continua. Sesshomaru llegó con la noticia de que había encontrado a la persona con quien iba a compartir su cama y su vida, cosa que causó sorpresa y regocijo, al tratarse del pakhupra. Como prometió a Inuyasha, disolvió el harem, procurándoles un hogar a cada uno de ellos y Sesshoumaru observó con felicidad la manera en que su mejor amigo disfrutaba de una vida en pareja junto a Miroku. En todo aquel tiempo no había sospechado nada, pero cuando los descubrió, fue fácil ver el amor que se procesaban el uno al otro. Por eso no se opuso a esa unión e incluso llegó a bendecirla.

(Finalizada) No Siempre el Futuro Que Deseas Es El Que ObtienesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora