Capítulo XII Nada me ha preparado para lo que me haces sentir.

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Después de la ducha me encontré más relajada, No podía pensar más que en Edward. Solía llamarme bruja, pero creo que la que estaba hechizada era yo.

Deseaba tener sus manos por todo mi cuerpo. Me acababa de duchar, y ya estaba sudando otra vez sólo de pensar en él. Habría ganado este juego, pero seguía deseándolo, Y no estaría satisfecha hasta que lo estuviera dentro de mí.

Gara aún no había llegado. Eran ya las  ocho de la noche, me imaginé que su entretenimiento, con el señor abogado, aún duraría. No sé qué locuras estaría haciendo, pero seguro que lo estaba disfrutando.

Después darle la cena a Jonay, acosté al niño, le conté un cuento y pronto se quedó dormido.

Así que me fui al salón, y me puse a realizar unos informes que tenía retrasado en el ordenador. En esta época del año no había clientes en el hotel. Así que tenía todo el salón para mí. Estaba tan concentrada en mi trabajo, que me sobresalté al oír el timbre de la puerta.

- "¡Vaya ya se le olvidó la llave!, ¡es que esta chica!"- me dije mientras me dirigía a abrir la puerta.

- "Y encima está lloviendo vendrá empapada, ¿Gara cómo puedes...?"- Las palabras se cortaron en mi boca, al ver delante de mí al hombre empapado más sexy, que había visto en mi vida, Edward Stewart.

No tuve tiempo decir más, entró cogiéndome en brazos, pegó su cuerpo mojado al mío y comenzó a besarme. Sentí como si me devorara. El deseo me asalto de manera inmediata, ni pensé en resistirme.

- "Es hora de pagar bruja"- Me dijo mientras me llevaba a la alfombra de salón junto a la chimenea. y comenzaba a desnudarme.

Por un segundo me acordé de Jonay e intenté pararlo.

- "Edward, Gara va a venir, Jonay está arriba durmiendo"-dije mientras él se deshacía de mi ropa y la suya, mientras no dejaba de besar mi cuello.

- "No voy a detenerme, mi amazona, así que o me llevas a tu cuarto y me encierras en él, o te poseo aquí mismo, sin importarme quien nos pueda ver." - me dijo mordiéndome, el hombro y el nacimiento de los senos.

- "¡Oh Dios este hombre me vuelve loca!"- pensé.

Casi sin voz dije-" Arriba"-.Él no esperó más, me cogió en brazos y subió las escaleras conmigo de dos en dos, mientras seguía besándome.

Fue aquí donde se llevó lo que me quedaba de cordura. Llegamos a mi habitación y me lanzo sobre la cama, le ayudé a desnudarse. Así pude tocar cada uno de sus músculos, su piel.

-" ¡Cómo podía ser tan perfecto!"-
No pude evitar morderle el hombro, lo oí soltar un gruñido, que provoco que me excitara más, pronto sentí su boca sobre mis pechos.

- "Llevo deseando hacerte esto desde que los vi la primera vez, con aquella camisa, con tantos botones abiertos, y tantos para poder desabrochar. Para que la primera vez que los vea sea atreves de una pantalla"- gruño -" cuando los vi, me volví loco. Eres una bruja, con un cuerpo de diosa, y me tienes hechizado... ¿lo sabes?, amazona."- Me decía mientras Los devoraba.

Yo no paraba de gemir y de agarrarme a él arañándole la espalda. Nunca me había sentido así. Era como si no fuera dueña de mí. Si Edward era capaz de soltarme o alejarse de mí, era capaz de matarlo.

De repente me coloco de espaldas a él sentándome en sus piernas, sentía en mis glúteos su inmensa erección. Con sus piernas me separó las mías, mientras me besaba el cuello y me acariciaba con una mano los pechos. Comenzó a bajar la mano hacia el inicio de mi sexo.

- "¿Dónde está? "-, me pregunto, Yo no entendía lo que me estaba diciendo sólo quería que me tocara -"¿dónde está amazona?"- me volvió a repetir jugando con los alrededores de mi sexo, pero sin tocarme.

Deseo LiberadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora