Parte 25

2 0 0
                                    

Todas las tardes luego de clases me gustaba ir hasta su casa, tenía la esperanza de encontrarla allí, sentada esperando a que llegue por ella.
Vaya ilusión, ahora solo podía verla en mis sueños.

Aún recuerdo como su voz llegaba como melodía a reconfortar mi alma llevándola tan alto que el cielo quedaba bajo mis pies, como el susurro del viento otoñal acariciaba su rostro con dulzura mientras la Luna brillaba para iluminar el pasar de la dulce figura que hasta Afrodita llegó a envidiar!

Tenía ganas de verla una vez más, pero me resultaba imposible encontrarla, ella no tenía muchas amigas, y ninguna de ellas sabía donde estaba.
Ya nada era lo mismo.

Ya no quedaba nada por hacer, así que decidí volver a casa, nuestra canción volvió a sonar, pero ya no la disfrutaba como antes.
Apenas llegué a mi casa revisé mi celular, aún tenía la esperanza de que Alice me llamara o me dejara un mensaje.

Sin darme cuenta me quedé dormido, su imagen profunda invadió mi corazón haciéndolo delirar mientras que lo único que buscaba era descansar.

El recuerdo de Alice me persiguió por el resto de los días...

Diario de un Joven DesquiciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora