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Se suponía que era una simple poción para ayudarlos, se suponía que debía ayudar con su magia, porque.. ¿Para que más estaría haciendo una poción y entregársela a su mejor amigo? No debería ocurrir nada malo.
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La mañana era perfecta. El cielo despejado y de un color celeste precioso, los pájaros con orgullo cantando en grupo mientras el aire lograba que volaran en sintonía, todo era perfecto, como una historia de cuentos de hadas que Disney había creado.
Hasta que el estallido de un horno hace que los pájaros se asusten y huyan, el humo negro que sale de aquel aparato tinte el aire de un contaminante color grisáceo y el responsable de tal desastre empiece a toser con dificultad para tratar de sacar ese humo contaminado de sus pulmones.
Otro sonido resuena en el lugar ademas de la respiración violenta del contrario, estas son diferentes, son pisadas profundas y rápidas, como si de un lobo salvaje se avecinara, pero en realidad solo es alguien más tratando de ver si su mejor amigo se encontraba bien.
"¡Aquino" Grita con aquel tono preocupado resonar en su garganta profunda.
Unas hebras castañas y mirada derramada en miel se detiene de toser para voltearse a ver al contrario, la sonrisa tímida envuelve su rostro culpable y con una notable vergüenza de dirige hacia él.
"Hey Duxo.. " murmura apenado el castaño dejando que sus facciones demuestren y resalten el manojo de nervios que mantiene dentro.
"¿¡Que ha sucedido?! Estas bien?" El de Iris brillantes como si las flores lilas se hubieran exprimido en sus ojos sostiene de los hombros al castaño, lo mueve levemente de atrás hacia adelante para definir su pregunta. Al ver que el contrario no dice nada lo sacude bruscamente.
"oyee, Estoy bien Duxo tranquilo. Fue solo.. "
Antes de mencionar la última palabra en su oración, un libro de tez café y cuero se cae de sus manos mostrando lo que ocultaba.
El rostro del moreno se transforma en uno paniqueado y nervioso de forma cómica con sus grandes ojos miel abiertos, las iris purpuras se fijan directo en el objeto como si fuera una daga que acababa de apuñalar al inocente libro. Aquino sabe lo que se espera.
