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Se suponía que era una simple poción para ayudarlos, se suponía que debía ayudar con su magia, porque.. ¿Para que más estaría haciendo una poción y entregársela a su mejor amigo? No debería ocurrir nada malo.
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☆⋆｡𖦹°‧★ Malestar.
Sentía que se ahogaba...
Su cabeza constantemente le daba pequeños dolores insoportables que lo hacían apretar los ojos y agarrarse de la cabeza con dolor. El pulso en su cien lo estaba matando y la migraña que aparecía en algunos momento convertía ese dolor en un total infierno.
Estuvo de aquella forma toda la noche, dando vueltas por su cama tratando de lograr dormirse, pero cada que lo hacía solo lograba ver un humo rojo escarlata rodearlo y atarlo dejándolo casi sin oxigeno y pidiendo a gritos ayuda, aunque no podía salir de sus labios ningún sonido..
El rechineo molesto de la puerta lo hace abrir los ojos, nota el sudor que recorre su frente y lo agitado que se encuentra, dirige su mirada hacia la presencia que ha entrado.
Por un momento solo ve a la figura blanca en la puerta, y por supuesto pensó que ya se había muerto y que uno de los ángeles más precioso apareció para llevárselo y aceptar su destino.
Claro estaba viendo bastante nublado por la fiebre y la luz que resplandecía en la entrada sin poder ver correctamente la figura además de una sombra.
Hasta que esta entra.
En seguida reconoce las mechas castañas lacias alborotadas, los ojos miel culpables se topan con los suyos notando que él se encontraba despierto.
"Te traje un poco de sopa.." murmura preocupado y con una tinta de alivio en su voz, se acerca hacia el otro a pesar de recibir un quejido y protesta, deja la sopa en la mesilla que se encontraba alado de su cama, y se queda allí, esperando alguna respuesta del otro.
"No quiero tu mierda. por tu culpa y tu brujería estoy enfermo ahora" Rechaza de manera agresiva el contrario para luego voltearse y darle la espalda. Aquino suspira con un poco de tristeza. Las palabras así no le afectan la mayoría de veces, pues tantos años de amistad y ambos jugueteaban con insultos.
