2.13 Frío...

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Zuley salió junto con ellos que aguardaban entusiastamente por las piñatas. —Está haciendo frío...—Comentó por compromiso y para romper el hielo pues se sentía extraña por verlos a todos más pendientes del entretenimiento próximo.

— ¡Y qu-qu-que... lo di-di-digas!—Iker estaba temblando de frío, lo que provocó que Derek se quitara su chamarra para ofrecérsela.

—Póntela...—Le ordenó.

—Pero es tuya...—Excusó, ruborizándose.

— ¡QUE TE LA PONGAS!—Lo amenazó con su puño.

— ¡Ahh! ¡Ya voy!—Iker se apresuró a ponérsela asustado. Una de las tantas piñatas ya había sido colocada para ser golpeada.

—Disculpen. —En medio de las alegrías, el padre de Suemy interrumpió de manera tímida. —Estoy muy cansado, ya es hora de que me vaya a dormir. —Les dijo a todos despidiéndose amablemente. Fue con Suemy para darle las buenas noches con dio un beso en la mejilla.

— ¿Estarás bien, hija?—Pareció advertirle, preocupado.

—Descuida papá... ve a descansar tranquilo...—Ella comentó de forma seria, y fue suficiente para que su padre pudiera retirarse con mayor calma.

—Señor Harold, tengo una habitación extra donde puede dormir sin que nadie lo moleste. —Ofreció Abi. —Se la mostraré. —Se metió a la casa junto con Harold.

—Abi, yo dormiré en tu habitación, ¿Cierto?... —Exclamó Lyon, yendo también con ella, creyendo que era la oportunidad perfecta para desaparecer, no sin antes despedirse en general y desearlos un feliz inicio de año.

— ¡Niños, espérenme para romper las piñatas ehh!—Advirtió Abi. —Ya vuelvo.

—Claro Abi, no te preocupes.... —Respondió Trini.

—...Sí que hace frío Iker...—Maney le comentó a su amigo, abrazándose a sí misma.

— ¿Quieres un ponche Maney?—Tim le ofreció con la intención de calentarla, sin embargo al escucharlo, todos le pidieron una taza también. — ¡Ay no! ¡Vayan ustedes!—Pero su pésima hospitalidad salió a flote quejándose y haciendo que todos entraran a la cocina por su propia taza. Mientras todos se aglomeraron en la cocina, Maney optó por sentarse a esperarlos en las escaleras de la puerta. No quería estorbarles ya que Tim había ofrecido su nula y espontánea generosidad en traerle la bebida. Sin embargo con todos dentro de la casa, el patio se sentía aún más frío de lo que ya era.

«Hace demasiado frío... Siento que me congelo... ¿Por qué me da tanto frío? Nadie más tiene frío...»Maney se mantenía en su lugar con la cara agachada en aquellas escaleras, tratando de calentarse frotando sus brazos y sacando vapor de su boca. Le era sumamente extraña esa inusual sensación. Repentinamente, sintió que algo la cubrió delicadamente, unas manos que suavemente se posaron sobre sus hombros y le habían colocado algo que era muy cálido y suave, algo que olía muy bien. Una gabardina blanca. Ella alzó su mirada, descubriendo que justo a su lado estaba hincada la persona que le había proporcionado su abrigo, mirándola con una dulce sonrisa.

 Ella alzó su mirada, descubriendo que justo a su lado estaba hincada la persona que le había proporcionado su abrigo, mirándola con una dulce sonrisa

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—Trux...—Apenas pudo pronunciar.

—No es un ponche pero apuesto a que esto también te puede ayudar...—Le planteó, sin dejar de sonreír. —Ya verás que esta gabardina te mantendrá calientita. Yo creo que ya hasta te hizo efecto porque ahora estás muy roja. —Comentó, pensando en que la ruborización de Maney se debía a que ya no tenía frío.

— ¿¡Yo?! ¡¿Sonrojada?!—Preguntó, muy sorprendida y tocando sus mejillas.

—Sí. Y ahora tu corazón late muy rápido...—Trux se había percatado de los latidos de su corazón. —Quizá estés por enfermarte. —Puso su mano sobre la frente de ella, sintiéndose alarmado.

— ¿De qué hablas? ¡Estoy bien! Eres bien exagerado...—Se hizo para atrás evitando la mano de Trux. —Déjalo, no importa...—Planteó, ocultando su rostro de nuevo.

— ¿Estás segura?—Preguntó muy interesado.

—Sí... No es nada. —Volteó a verlo. —Pero... ¿Tú no tendrás frío?

—No. —Respondió. —Aunque parezca que tengo ropa delgada y esté toda pegada me mantiene a una temperatura tibia. —Le explicaba muy casual.

—Ah...—Maney notó que efectivamente su vestimenta estaba muy ajustada, tanto que marcaba a la perfección el cuerpo de su compañero. Así que volteó al otro lado y cautelosamente, se inclinaba un poco para percibir el rico aroma de la gabardina.

Memories 4 - Algo se ha quebradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora