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—Creeme, no quieres esto—

Tuve que llevar a los de la Umbrella Academia a las habitaciones de invitados, que están en un piso inferior al de nuestras habitaciones.

Cada uno eligió la suya, tenían muy claro a cual querían ir, como si ya hubieran estado aquí y supieran que esas eran sus habitaciones. No dudaron en entrar cada uno en una, no se pararon a pensar si quiera.

—¿Otra vez en tu mundo querida? — Mama me saco de mi mundo mientras ella lavaba los platos y yo había los Spaghettis.

—Perdón madre— me disculpe y empecé a preparar la salsa. —Los nuevos son muy raros, parece que se conocen la Academia muy bien. Me da miedo que sean una amenaza y les estemos dando cobijó.

Mama dejó de limpiar un tenedor, se lavo las manos sin decir nada y se acercó a mi silenciosamente. Cuando estuvo cerca de mi, me agarro la cara con las dos manos.

—Tienes el poder de destruir el universo entero ¿y tienes miedo de unos desconocidos? —susurró por lo bajo.

¿Y si son más poderosos de lo que aparentan?
¿Y si no son los que dicen ser?
Demasiadas preguntas habían en ese momento en mi cabeza para responderlas todas, ni siquiera sabia si era posible responderlas cuando no los conozco.

—Supongo que le tengo miedo a una flor y no a un gigante de tres cabezas.

Madre se río escandalosamente mientras negaba con la cabeza y volvía al fregadero a seguir limpiando.

—La flor suele ser muy amigable y hermosa, dale una oportunidad.

—Cuando la flor no aparente ser venenosa, confiare.

Mama asintió con la cabeza y se concentró en limpiar una mancha de un plato que no se quitaba con facilidad.

Termine la comida en 15 minutos y fui a la campana del comedor, la toque tres veces indicando la hora de comer y me senté en mi sitio con un libro en mano.

Mis hermanos y los invitados tardaron poco tiempo en venir, mis hermanos se sentaron tranquilamente mientras que por algún motivo los nuevos se quedaban levantados delante de la silla.

—¿Que cojones hacéis? — Pregunto Tres igual de confundido que nosotros.

—Esperar a Reginald— contesto en grandote, Luther creo.

—¿A papa? ¿Para que? ¿Necesitáis una invitación para comer? —pregunte molesta.

—Nosotros creíamos...

—Tienen diferentes costumbres niños — Papa entró por la puerta con tranquilidad interrumpiendo a Allison. Padre les dio una señal y se sentaron.

—Que raritos— el susurró de Siete casi me da un infarto.

—No te puedes por idiota, no tienes que susurrar— dije en alto.

Madre trajo la comida y nos sirvió a todos lo justo, mis hermanos me felicitaban por la comida. Es una buena forma de concentrarme en algo que no sea yo misma.

Toda mi vida he intentado controlar algo que no se puede controlar con madurez ni estudió, si no con esfuerzo y sudor. La cocina me ayuda a pensar en algo que no sea yo misma.

—Ocho.

Levante la mirada de mi plato y la dirigí hacia Siete que estaba mirando a uno de los nuevos fijamente.

—¿Pasa algo?

Los nuevos me miraron como si estuviera loca, mis hermanos estaban acostumbrados a que hablará con Siete.

—El chico de barba y pelo largo...

Mire a los nuevos con atención.

—¿Cual de los dos?

Había dos con pelo largo y barba, no podría adivinar, leer mentes de muertos no lo tengo aún dominado.

—El que está al lado del niño. — mire fijamente al hombre, era el mismo que viene que tenia tatuajes. —Me atrae mucho.

Lamentablemente en esos momentos estaba bebiendo mi zumo de Uva y se lo tire todo a Tres que estaba a mi derecha. Me miro con mala cara y tuve que limpiarlo con uno de mis poderes.

—Klaus ¿verdad? —Todos se quedaron en silencio cuando vieron que hablaba amablemente a unos desconocidos, todos mis hermanos estaban atentos a mis movimientos bruscos.

—Eh.. —dudo en responder unos cortos segundos — Si, soy yo.

—¿Cual es tu poder? — se quedó mirándome unos segundos, seguramente preguntándose a que iba la pregunta.

—Ver e invocar muertos.

Mire atrás miro a Siete que estaba con la boca abierta y mirándolo fijamente feliz.

—Gracias.

𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙥𝙖𝙧𝙧𝙤𝙬 𝘼𝙘𝙖𝙙𝙚𝙢𝙮 [𝘊.𝘏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora