Alaridos

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Me has quitado la noche, copas de vino, horas y horas de sueño, inclusive siendo de día, me has quitado del rostro lágrimas y me has ayudado a moldear mis recuerdos de manera que no me parezcan tan hostiles

Me has tomado de la mano cuando temblaba con cada hola y adiós que me dejaban las bocas que bese, de aquellas bocas que alguna vez me parecieron de miel, pero ya no son mías, incluso tomaste la delicadeza de guardarme el corazón trozo por trozo cuando lo deje tirado sin darme cuenta mientras huía de cada lluvia que nos golpeo

Apareciste sin decirme nada, hiciste un tratado con el viejo que habita en mi cabeza, allí en su biblioteca, no me tomaste en cuenta sabiendo que yo no me llevaba bien ni con el mundo ni mucho menos con el otro sujeto que habita en los espejos y me mira fijamente cada vez que los miro

Contienes mis alaridos, guardas en ti las notas de todo lo que he aprendido como si poseyeses memoria, como si te importara, como si hicieras parecer necesario que divulgue mis hecatombes y mis epopeyas o tal vez solo lo haces para que las recuerde yo también, como si no fueran suficientes las cicatrices

Me has costado un puñado de meses, te lo digo de esta manera para no hacerte sentir tan culpable diciéndote años, además no es una queja, es solo una nota recordatoria de que me has visto crecer y te he visto crecer conmigo

Te he alumbrado al mundo, te cree, me forjaste, me alimentaste, me besaste los labios, me clavaste ripios en el corazón y la mente, te moldee, te vi morir entre mis diluvios, nos incendiamos los dos, nos abrazamos, nos separamos y despertamos en la misma cama, siendo yo parte de ti y tu siendo mi poesía los dos nos matamos mutuamente con tal de enfrentar con los ojos fijos y bien abiertos al mundo

Poemas escritos por la noche y el vinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora