CAPÍTULO 4

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Apricots - MAY-A

Indubitable

Venus

Llevaba media hora dando vueltas en la cama. "Me voy a enamorar de ti" ¿Pero qué?

¿Sería una broma del momento, no?

Al final, después de dar quinientas vueltas más, me dormí. 

...

-Doctora Venus, ¿puedo pasar?-Escuché que tocaban al otro lado de la puerta. Mierda, run bitch

-Eh...Si, si un momento.

Contesté como pude mientras me vestía rápido. Al final me di por vencida y me puse una bata de seda por encima del pijama. 

¿En qué momento se te me ocurrió traerme un pijama tan corto y sexy? Todo era culpa de mi madre que me enseñó a llevarme siempre el mejor pijama de mi armario. 

-¡Hola! Ya estoy.-Dije mientras abría la puerta. Lo sabía, paciente sexy viene a verte

-Mm...Hola Venus.-Pronunció mi nombre de una manera que solo él podría hacerlo, como saboreándolo. 

-Pasa, ven siéntate. -Dirigí a Jackson a una pequeña mesita con dos sillas que tenía en la parte derecha de la habitación. 

Jackson cogió la silla y la movió del sitio, acercándola más a mí. Una vez sentado sus piernas rozaban con las mías de lo cerca que estaba. 

-Bueno, mm...Jackson. Cuéntame. ¿Para qué has venido?-Intenté no sonrojarme debido al juego que había comenzado entre nuestras piernas.

 ¿Era impresión mía o cada vez estaba más cerca? Cuidado que no se te acerque a otra cosa

-Dijiste que estarías disponible las 24 horas del día. ¿Es eso cierto?

-Por supuesto. ¿Por qué? ¿Necesitas algo? Puedes contarme lo que sea. 

-Necesito una distracción.

-¿Como que una distracción?

-Pues eso, una distracción. Necesito que me distraigas. ¿Crees que podrías conseguirlo?

-Claro, pero podrías explicarme primero el motivo de la distracción. 

-No...no puedo. 

-¿No puedes o no quieres?

-¿Hay realmente una diferencia?-Se acercó más. Manipulador de mierda

-Por supuesto que hay diferencia. La diferencia es la confianza que decidas depositar en mí. 

-Por favor.-Esa simple frase me dejó impactada. No parecía una persona que pedía las cosas por favor. Joder. 

-Está bien. Te conseguiré una distracción. 

-No, tú tienes que ser mi distracción. 

-¿Por qué?

-Porque sino no funcionará. Joder, en serio necesito que me ayudes. 

Se levantó y se dirigió a la ventana de la habitación. Cerró los ojos y se frotó la sien, como cuando tienes dolor de cabeza. 

-Ayúdame.-Suplicó sin mirarme. 

-¿Qué te pasa? Cuéntamelo, por favor. Déjame ayudarte. 

-Dame tu mano.-Confundida se la tendí. 

Apoyó la espalda y la cabeza en la pared de la habitación con los ojos cerrados. Cogió mi mano y empezó a acariciarla. Como si buscara el contacto por encima de todo. Su mano fue subiendo por debajo de la manga de la bata, sin dejar el contacto piel con piel. Cuando llego a la parte alta de mi brazo, dejo de acariciarme y me agarró, sin hacerme daño. Me asusté, las imágenes de Dawson vinieron a mi cabeza. 

MEDIOCRE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora