Capítulo 2

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Amy

El resto de las clases pasaron con su respectiva normalidad, sin nuevos compañeros, trabajos en equipo o yo socializando.

Sky me dijo que tenía un montón de cosas que contarme sobre lo que hizo en las vacaciones así que me convenció de salir con ella a una cafetería, eso será a las 4 de la tarde por lo que saliendo de mis clases pasada la una, me fui a casa.

Hoy también hay llovizna, como ayer. La brisa es ligera y las nubes oscuras cubren el sol.

Al llegar a el edificio donde está el apartamento, mi vista se va hacía el jardín y el recuerdo de Mike, Ben y yo jugando al futbol en la lluvia llego a mi mente.

Vamos Amy, estamos perdiendo por tu culpa—me reclama un Ben de 10 años.

Es que Mike tira muy fuerte—mi yo de 5 años intenta defender sus pocas capacidades para los deportes.

Eso es mentira, lo que pasa es que eres una debilucha—recalca un de Mike de 7 años.

—¡Eso no es cierto!—grito yo

Sigamos jugando—dice Ben para poner orden como el hermano mayor que es.

Yo estoy de portera del equipo de Ben y Mike juega solo porque es el mejor jugando futbol.

Ben se acerca a la portería improvisada que hicimos en el jardín, pero antes de que pueda llegar Mike le quita la pelota en un rápido movimiento. Patea en mi dirección y el balón va directo a mi cara. Me voy derechita a el piso y empiezo a llorar del dolor. Ambos llegan rápidamente a mí.

Carajo, lo siento, lo siento Amy—Chilla Mike al ver sangre brotar de mi nariz.

Viste lo que hiciste—le reclama Ben.

Y así de la nada Ben se pone a regañar a Mike y este tiene los ojos miel sobre mi preocupado y arrepentido.

—¿Estas loca? —Me pregunta Marc regresándome a la realidad. Él está en la entrada del edificio acercándose a mí con un paraguas. Yo me quede plantada en el Jardín recordando bajo la llovizna ligera, pero como dure rato ya estoy mojada.

—Ahh—es lo único que logro articular al verlo. Él llega hasta a mí y me cubre con el paraguas, pone una mano en mi espalda y me obliga a caminar hacia adentro del edificio.

—¿Qué rayos hacías parada ahí? —me pregunta en cuanto abre el departamento.

—No exageres, solo estaba recordando-—le digo para intentar tranquilizarlo, pero solo logro cabrearlo más.

—Amy estabas ida, como ayer—recalca mientras me enrolla una toalla en los hombros—debemos hablar sobre los medicamentos para...

—NO, no y no—le interrumpo—estoy bien Marc

—Amy, no quiero discutir.

—Pues no saques el tema— le zanjo de mala gana.

—Bien—suspira pesadamente—ve a bañarte y ponte algo calentito.

Me doy la vuelta y me dirijo a mi cuarto. Al cabo de 10 minutos salgo y me siento a comer pizza con el mientras vemos la tele. Ninguno dice nada y se siente muy incómodo el silencio entre nosotros ya que nunca lo hay, él y yo nos tenemos la confianza de la vida. Como cuando hacíamos travesuras y terminábamos rompiendo algo, simplemente limpiábamos y cuando nos preguntaban nos hacíamos los bobos. O cuando Marc se emborracho por primera vez a los 14, yo fui la única que lo supo, le cubrí la espalda y guardé el secreto. Pero aquí estamos siendo arrevesados por un tema serio.

Dejándote Ir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora