Capítulo 3

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Amy

Las clases fueron pasaron increíblemente rápidas para mí, a veces me pierdo irremediablemente en mis pensamientos, sobre todo en los recuerdos ya sean de cuando mi familia era unida y feliz o de cuando todo se quebranto. La cosa es que cuando llega la última clase, análisis económico,  en la que tengo que hablar con mis compañeros sobre el trabajo me obligo a regresar a la realidad.

Por un lado es emocionante ya que gusta dirigir, organizar las cosas o incluso a las personas para que todo que a la perfección justo como me gusta y por el otro lado...bueno, simplemente  que el hecho de tener que interactuar con la gente no me gusta.

Realmente intercambiar palabras con personas a las que no estimo me parece odioso y todo por un simple pensamiento que me cruza cada vez que me presentaban a alguien, y es que nunca me conocerán realmente.

Porque, aunque ya no estoy en mi peor versión, esa que duró seis meses después de la muerte de Mike, ahora estoy en una simplemente un poco mejor que aquella, pero nada que ver con lo que solía ser.

Y me odio, me odio a mi misma por no poder ser yo misma, por no poder evitar ser esta nueva versión que, si bien ya no vive deprimida, simplemente no es realmente feliz. Creo que no he avanzado mucho.

Si hay varios momentos del día en los que sonrió y me siento feliz, pero en cuanto se acaban esos momentos que casi siempre son con mi familia o pocos amigos, vuelvo a estar rara, como si algo me faltara, como si una luz dentro de mi estuviera apagada y yo no pudiera prenderla.

Cuando el maestro da las instrucciones para que nos juntemos con nuestro equipo, lo hacemos.

Sky, Lia, Sean y yo nos reunimos exactamente como la ultima vez, el frente a mí, a lado de Lía.

—Bien—digo antes de que ellos hablen cualquier boberia  menos del proyecto— ¿investigaron?

—Pues claro—contesta Sky sacando su investigación, los demás la imitan.

—Bien, pues ahora que sabemos de que val el tema, establezcamos las tareas de cada uno- apunte a Sky— tú editarás el video porque te quedan geniales- y tú —digo apuntando a Lía— serás la que salga en el video por ...

— ¿Por qué ni siquiera preguntas que queremos hacer? — me interrumpe Sean.

Llevo inmediatamente mi mirada hacia él que me mira con una ceja enarcada, no solo juzgandome con sus palabras sino también retandome con la mirada.

—¿Alguien no está de acuerdo con su respectiva tarea? —pregunto a las chicas con fingida calma y un toque de rabia en la voz, mientras miro fijamente al causante de mi enfado.

Ambas niegan con la cabeza consiguiendo un resoplido por parte de Sean al ver que nadie lo apoya.

—Ya lo sabía, es porque llevamos un año trabajando juntas en varios proyectos, así que las conozco—le especto a Sean.

El solo me ve divertido como si esto no fuera mas que un simple juego para el lo cual por supuesto me molesta mas de lo que ya estoy. Hay proposito detras de sus acciones y apuesto claramente a que es divertirse a mi costa lo cual esta logrando, pero no por la razón que piensa, estoy molesta conmigo misma por fijarme en lo increíblemente bien que se ve su expresión en estos momentos. Maldito guapo engreído.

—Sean, mejor déjala llevar el orden- dice Sky al ver que me estoy alterando.

La condescendencia en su voz me devuelve a la realidad, es como recibir un golpe que te deja sin aire y es que justo a esto me refería con que la gente solo conoce mi versión actual, esa que carece de paciencia y amabilidad. Se que es mi culpa que puedo cambiar a mejor, sin tan solo fuera tan facil dejar de lado toda la tristeza y frustración que vive dentro de mi.

Ella solo conoce a la Amy que ya no es dulce o considerada , ella solo conoce a la que manda a todos a la mierda y puede ser una perra si se lo propone porque de esa forma se desahoga por mas estupido y egoista que suene.

—Yo quiero editar—contradice Sean sin importarle cual alterada me estoy poniendo.

Cierro un momento los ojos, intentando calmar mi furia por esta estupidez y reprendiéndome a mí misma.

—Pero si Sky quiere hacerlo, se lo dejo-—dice el muy fingiendo que comprende dando por terminado su juego.

Sky solo asiente para terminar la disputa.

—Relájate, mandoncita— sonríe perfectamente como si de cierta forma hubiera ganado. No entiendo su punto.

—No me llames así—mascullo de mala gana y él solo sonríe más.

Al volver a casa estaba de pésimo humor, dudaba que pudiera ser una buena compañía para los dos pesados que me esperaban en casa así que solo les dije que me dolía la cabeza, lo cual no era mentira.

Me encerré en mi cuarto todo el día, Marc me trajo la comida junto con una pastilla para el dolor de cabeza, ese tierno gesto me ánima un poco. Hice los deberes y tomé una siesta.

Por la noche Zaid entro a mi cuarto con una bolsa.

—Te compre chocolates- avisa lanzándome la bolsa—a ver si se te pasa el enfado.

—¿Cómo sabes que estoy enfadada?— pregunto abriendo la bolsa.

—Ay por favor—dice irónico— siempre te enfadas con nosotros, ya sabemos reconocerlo.

—Debería darte vergüenza admitir que me haces enfadar— bromeo.

—Buenas noches, pesada— lanza un beso al aire antes de salir.

Sonrío abriendo la bosa de chocolate, para después llevarme uno a la boca. ¿Han escuchado esa ridícula frase de que al final de la tormenta siempre sale el sol? bueno, es totalmente cierta para mi. Hay veces en las que siento que no puedo mas, me he querido rendir tantas veces, el dolor es sofocante dando la sensación de asfixia, pero entonces llego a casa y esos dos chicas que están ahí afuera me dan energía sin saberlo, me alegran y rehabilitan con sus bromas, atenciones y cariños.

Ellos son mi ancla, mi red de apoyo, mi todo.

Dejándote Ir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora