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Me removi en mi cama muchas veces, debía descansar. Mañana sería el mejor día de mi vida y yo estoy aquí sin poder dormir.

Me rendí cuando supe que no podría conciliar el sueño y esperaba no estar casado mañana. Aunque con la chica que estaría a mi lado lo dudo.

Tome mi boina y cualquier suéter para tolerar el fresco del otoño y suspiré cuando salí de casa.

Sabía a dónde ir. El lago de las aguas relucientes, nombre que mi prometida eligió para este lugar.

– ¿Tampoco puedes dormir?

Sonreí con felicidad cuando mire a una chica con el cabello del color del fuego mirándome desde el suelo.

– ¿Que haces ahí?

– Resbale, pero me enamore de la vista desde aquí abajo. Mira. – Me tomo del brazo y me obligó a sentarme junto a ella, aunque a decir verdad yo no puse nada de resistencia. – Todo esto se ve tan hermoso.

Yo la miré a ella y suspiré.

– Si, definitivamente es hermoso. – Dije llevando un mechón de cabello detrás de su oreja.

Verla ahí me hizo sentir tanta tranquilidad que me sorprendía. ¿Cómo podía pasar eso?

Me tomé el tiempo para analizarla, para observarla detenidamente.

Ya no era una niña, ya no era la niña que conocí cuando volví con mi padre a Avonlea.

Era una mujer, la mujer más hermosa que había visto en mi vida. Su rostro estaba un poco más perfilado y su nariz como desde pequeña era perfecta. Su color de cabello se veía un poco castaño por la oscuridad.

Me encantaban sus pecas, era algo que creía que hacía el rostro de Anne tan diferente, a pesar de que ella lo odiaba. Sus labios eran tan perfectos y cada que los veía me invadían unas intensas ganas de besarlos. Y así fue.

Besé sus labios con entusiasmo y no podía creer lo que un beso podía ocasionar en mi.

Cuando me separé de ella le sonreí.

– No puedo creer que a partir de mañana podré besarte día y noche.

– Si te soy sincera nunca creí que alguien podría llegar a amarme... – Supe cuando me miró que le causó curiosidad, así que no me sorprendió cuando me preguntó. – ¿Desde cuándo me amas, Gilbert?

Apreté los labios. Si bien, Anne me había parecido interesante desde el primer momento en que la vi.

– Cualquiera pensaría que fue cuando bailamos aquel día en la escuela, pero... Yo creo que fue mucho antes de eso. – Ella levantó una ceja curiosa y se sentó. – ¿Recuerdas cuando le tuve que dar la noticia a Mary? – Ella asintio. – Supe desde ese momento que te necesitaría.

» Supe que necesitaria de cada una de tus palabras rimbombantes, de los abrazos como los que me haz dado desde aquel día, de aquella comprensión con la cual me hablabas. Y créeme, si no te tenía como acompañante de vida, entonces esperaba tenerte como amiga porque no sabria que hacer sin ti a mi lado. Desde ese día te e necesitado. Y aunque talvez para ti fueron encuentros muy simples, el volverte a ver después de tiempo en Charlottawn me devolvió la vida, el que me dijeras que me extrañabas me hizo tener una razón para volver a la escuela. Porque... Aunque nuestra historia empezó con una pizarra golpeandome la cabeza, fue un verdadero golpe de suerte.

– Gilbert, eso es... Lo más extraordinario que e escuchado en mi vida. – Dijo soltando una pequeña risa y con los ojos cristalizados.

– Eso no es todo Anne, el día de la práctica de baile fue... Una confusión tan grande para mi. Fue tan extraña aquella electricidad que corria desde mis manos hasta mi pecho cada que nuestras manos se rozaban. Verdaderamente no quería que acabara nunca. Verte sonreír solo para mí en ese momento fue tan... Único.

Cuando lo supe || Shirbert (ONE SHOT)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora