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La preocupación era natural en seres cercanos en situaciones repentina e similares a esas.

Las semanas podían transcurrir pero aún así las cosas parecían no avanzar, el como una persona seguía en el mismo agujero donde las esperanzas se deterioraban más y más dejándolo a la deriva de su propio campo de batalla mental.

Una habitación oscura, donde un joven rubio se vestía desganado a obligación de su familia, que ya estaba cansada de verlo así.

"Es momento de que retomes tu vida" afirmaron sus padres sin escuchar a sus hijos mientras la última hermana no comprendía si quiera por qué su antes enérgico hermano ya no pasaba tiempo con ello, un cambio brusco en pocos años.

"Lo entenderás cuando ingreses a la secundaria" explicaron vagamente sin responder sus dudas.
"Es la adolescencia" volvieron a afirmar frente a sus ojos sin que esta pudiera contradecirlos, viendo a ambos adolescentes que estaban en completo desacuerdo con los adultos.

Subió las escaleras con pasos acelerados apesar de sus cortas piernas, tocando la puerta de esa fría habitación para escuchar confirmación.

— ¿Estas listo?— cuestionó viendo cómo el contrario abría la puerta, con la misma ropa que ayer, el día anterior, y la mayoría de días posteriores a su última ducha —Te ves bien.— sonrió amablemente con esa inocencia que solo la juventud explicaba y generó una pequeña sonrisa en los labios de su hermano.

—Gracias...— formuló únicamente bajando para ver desganado al mayor de su generación, que había deseado que Kou no fuera forzado a "cambiar" su estado anímico, según la medicina que se le fue dedicada al nombrado, este no estaba bien. Solo estaba en un poso del que solo sobresalían recuerdos que lo mantenían enterrado, entre millones de pensamientos de diferentes opciones que tuvo que haber tomado para cambiar la línea temporal sucedida —...Adiós.— murmuró en pocas palabras sin atreverse a mantener su postura firme y confiada del pasado.

No tardó nada en irse de allí, sabiendo que no le quedaba de otra más que obedecer a los adultos que simplemente le ordenaban cosas para volver a trabajar, sin que les importara del todo sus sentimientos, más sus desempeño académico que sus hermanos no pudieron ocultar por mucho.

 Nuevamente ese sentimiento era similar.

Caminar entre el frío de la ciudad hacia el lugar donde no deseaba regresar por más de que dijeran "lo importante que era". Solo no quería regresar a estar con dichas personas que simplemente hablaban, estando pendientes a cada mínimo detalle que podría ser categorizado como un error, por lo ya establecido por una sociedad tan estupida como amar a los creadores de mentiras pero odiar sus obras.

Los ojos del joven miraban con aquel odio que jamás pensó que tendría, simplemente levantaba de vez en cuando su fulminante mirada, cubierta por esas ojeras e indiferencia que demostraban el pesimismo que su vida le proporcionaba.

Era irónico, recordaba esos chistes suicidas y bajos poe parte de su amigo, quizás en un llamado de rescate a base de humor o simple sentido del humor grotesco y descarado, de cualquier forma, descifrar incógnitas que tuvieran que ver con Mitsuba eran casos perdidos, no estaba allí como para demostrar que fueran ciertas o no, además de que no tenían ningún tipo de propósito.

Su teléfono sonó, nuevamente aquella caja que escuchaba atravez de sus audífonos, escuchando atentamente cualquier ruido que pudiera cruzarse en la línea, sin encontrar mucho más que las anteriores veces.
Llamadas frecuentes pero siendo la misma mierda, pero con cada vez peor calidad de audio generando el disgusto del joven oyente con su mínimo de esperanza aún presente en su destrozado estado psicologico.

Music Phone. ; MitsukouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora