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El sentirse en paz era un sentimiento sumamente placentero de los que pocos gozaban libremente. Una libertad mental tan placentera que lograba apegarse a cualquier ser consiente para hacerlo dependiente a ella, algo trágico, pero tan común que olvidaban de pensarlo de ese modo.

Una mañana fría en la que en ese gran salón, un chico se encontraba desorientado en su mente, que lo carcomía más y más de forma lenta pero tóxica.

Pensar en lo mismo día y noche era agotador, pero, era como si le resultara imposible no dedicar sus horas a eso, sus silencios llenados por esa inquietud constante brindada por su impotencia no poder hacer nada por su amigo.

Mascullaba sin prestar atención al desenfocado ambiente del que se inadaptaba, llegando a teorías inclusive sin sentido que su sesgo cognitivo manipulaba para que de alguna forma llegasen a encajar como una mala copia de las verdades a las que podía reemplazar fácilmente, una copia que sería perfecta debido a su fatiga emocional y a las pocas ilusiones que, en ese punto, rogaban por una pequeña motivación positiva para no quebrar la poca energía que le abastecía al adolescente.

—H-Hey...— una dulce voz rompió a pedazos su concentración de cristal, perdiendo todo lo que había pensado hasta el momento 'por la chica frente a sus ojos —Se que, quizás no quieras que te hable y lo entiendo, p-pero, encontré esta chaqueta en la sala de cosas perdidas mientras buscaba una bufanda que olvidé y, vi que tenía unas fotos tuyas con...— pausó temerosamente su voz sin querer provocar un mal ambiente por un error en su dialecto —un amigo.— Finalizó sin más extendiéndosela tímidamente para que fuera rápidamente tomada.

Kou la tomó sin pensarlo al verla notándola en unas condiciones aterradoras en su subconsiente.

Tan limpia, tan cuidada, oliendo a ese perfume del que él presumía tanto, demostrando que la había usado a pesar del tiempo que había desvanecido su esencia. ¿Realmente no le estaba tomando el pelo? ¿Cómo era posible que estuviera en sus manos después de que Mitsuba hubiera desaparecido con ella?

—¿No sabes cómo llegó ahí?— Murmuró de forma cortante, sabiendo que actuar por sus emociones solo lo llevarían a violentarse, y dañar a una joven chica que demostraba su timidez solo sería otro acto injusto de los que se asqueaba día a día.

—N-No, disculpa... Pero...— suspiró tomando valor de un lugar del cual quizás no sabía que tenía disponible para disponer —Otros alumnos apartados desaparecieron de diferentes salones y... soy consiente de ello, pero, hay cosas suyas en el colegio aún. Pensé que traerlas alegraría a... bueno... a los que más sufren estas perdidas... N-No se del todo cómo han llegado aquí, solo las traje...— un suspiro fue lo suficiente como para que la anunciante comprendiera su cansancio, era normal al no obtener un final que lo saciara frente al dolor que causaba un tema tan fuerte —Puede que sea una forma de despedirse...

—Tu no lo conoces ...— se burló conteniendo su dolor en una risa que quizás demostraba dicha debilidad —Aún así gracias...

—Hay una chica en otra clase que perdió a su novio en tus mismas circustancias... ella puede entenderte más que yo... es de primer año si la buscas.— aclaró siendo recibida por una pequeño agradecimiento que le permitía retirarse dejándolo nuevamente solo en ese rincón empolvado por olvido.

 Se recostó acercando dicha prenda a su rostro para acogerse en ella como si encontrara un confort por más ridículo que fuera, logrando sentir el papel que no se movía junto a la tela que se dejaba moldear.

Music Phone. ; MitsukouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora