3.

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Los recuerdos eran algo que atormentan a las personas.
Momentos tan largos pero aparentemente efímeros en los que perderse se podría considerar una tortura tan destructiva como cualquier enfermedad.

Y podría que eso sería lo más doloroso para Kou mientras lloraba en los brazos de su hermano mayor, temblando por su propia impotencia que desconocía como poder abandonar la anatomía que había devastado hasta ese punto.

Quien ubiera predecirlo eso.
¿Los días buenos eran un motivo para alarmarse sabiendo que se vendría algo malo?
Ese era solo un día más juntos, antes de que pasara todo eso. Un día más en donde salían por las calles en pareja sin preocuparse en nada más que no fueran ellos, un día normal, otro más, siempre, en el que pisaban las hojas descartadas de los árboles por dicha estación del año.

El viento soblaba, mientras las nubes cubrían el cielo, quizás un día neutro, donde a duras penas sobrevivía el calor veraniego hasta que se ocultaba el sol, dejando a cualquiera a la supervivencia de la baja temperatura.

—Parece que lloverá en unas horas— predijo con la cabeza en alto Kou, mientras el joven a su lado rodaba los ojos listo para burlarse.

—¿Le tienes miedo a unas gotitas de agua?— se rió, acostumbrado a jugarle dichas burlas a su compañero que lo veía con cierto cariño en su mirada por denuevo hacer esas cosas que simplemente lo caracterizaban.

—Me preocupa el bien de tu cámara. Unas gotitas de agua podrían romperla.— agregó sin decir más mientras continuaba su paso junto al contrario que sostenía el artefacto desconfiado de aquella cinta que la colgaba de su cuello.

—Si empezara a llover, ¿no le darías tu chaqueta a un lindo chico como yo para cubrirse?— puchereó —¿Dejarias que me empapara y enfermara?

—¿Qué tienes que ver si te enfermas o no con tu cámara?

—Siempre lo arruinas.

El de cabello revuelto se rió fuertemente mientras el ageno escondía mejor su cuello en aquella bufanda amarilla que lo protegía del clima del que no debía fiarse por su propia salud.

Nuevamente la brisa atacó, removiendo el cabello de ambos jóvenes junto con sus prendas produciendo que nuevamente se sintieran aquellas tonalidades castañas que el otoño proporcionaba decidiendo entrar a una cafetería, buscando ese aroma amargo del que era fácil enamorarse en dichos días.

Algo irónico por razones que hasta tenían confundido a los supuestos amigos que se miraban como si fueran más.

Se sentaron a un lado de la ventana, en una pequeña mesa para dos entre otras a su alrededor desabrigandose para adaptarse a dicho ambiente que se mantenía cálido gracias al aire acondicionado y los murmuró ajenos de las personas ya instaladas en sus asientos.

—¿Si llueve esperamos a que pase?

Cuestiono Kou tratando de romper el silencio que curiosamente no era incomodo, llamandole atención con rapidez mientras posaba su chaqueta a su lado.

—Eres el primero en decir que correr bajo la lluvia es divertido.

—Pero te incomoda.

—¡Claro! ¿Cómo crees que me atrevería a mojarme? Puede transparentar minutos y hay pervertidos en las calles.— advirtió molesto provocando una enorme carcajada de su mejor amigo que no lograba acostumbrarse a dichas tonterías egocéntricas que Mitsuba decía con frecuencia —No estoy jugando, pervertido.— se cruzó de hombros molesto al no ser tomado en serio.

—Como digas, pero yo no quiero verte desnudo.

La mirada de pelirosado fue puesta duramente en los del chico a su lado tratando de sacarle la verdad.

—Eres un buen mentiroso o solo tienes unos gustos de mierda— alagó sin más viendo las fotos antes tomadas viendo detalladamente cuál borrar para liberar almacenamiento útil.

—¿Crees que hoy el bosque se vea bien?

—Si.— respondió sin nisiquiera escuchar lo dicho al concentrarse en su propio mundo.

Una sonrisa ladina se formó en los labios de Kou que recostó levemente sus brazos en la mesa acercándose.

—¿Estas escuchando?

—Ajam.— otra muestra de ignorancia fue su respuesta.

—Hey.— lo llamó sin recibir una respuesta más que un leve movimiento de cabeza que indicaba que no le daba de su atención —Mitsuba.— nuevamente no hubo respuesta generando que considerara sus acciones, podía ser una buena oportunidad según él y su corazón levemente acelerado —¿Puedo...?

—Aja.

Recordaba ese momento con el odio más grande que podía sentir a su edad, una acción guiada por sentimientos confusos que siempre arruinan las amistades al mezclarse entre ambos jóvenes.

El rubio se incorporó finalmente sobre la mesa llegando hasta la altura del rostro de su compañero de clase sorprendiendo repentinamente al sentir sus labios juntos.

Un error que había quedado totalmente fijado en la conciencia de Kou, un efecto mariposa que lo representaba literalmente su concepto.

Una acción que cambiaría todo.

Si no lo ubiera hecho, no ubiera alterado totalmente su línea temporal, pero esas eran las consecuencias del amor después de todo.

El más afeminado no comprendía esa situación, parecía una broma de mal gusto, que hizo que sus mejillas ardieran y sus emociones explotarán al algo que era imposible de descifrar, algo que a los pocos segundos acabo haciendo que ambos se vieran sin saber qué decirse.

—Debo irme.— finalmente anunció Mistuba tomando sus cosas rápidamente sin nisiquiera pensarlo por su propia vergüenza de la que no se haría responsable.

—Es tarde, puede pasarte algo.— murmuró alborotado tratando de frenar al chico que intentaba huir sin que tuviera éxito alguno —¡Mitsuba!— este se detuvo en la puerta viendolo de reojo queriendo darle una última oportunidad de una forma u otra, aunque le incomodara que las personas los vieran después de dicho drama —No te enfermes...— finalizó cubriéndolo con la chaqueta que antes había sido nombrada en una discusión insignificante.

—...Te la devolveré el lunes.— murmuró alejándose sin que le preocupara ver hacia atrás debido a su timidez que gracias a su orgullo no demostraría, tocaba sus labios sin poder creerse lo pasado.
En serio se habían besado...

Kou se maldecía por no haber seguido aquel mal presentimiento, había seguido sus emociones una vez y había hecho mal, pero, en ese instante tuvo que haberlo seguido para evitar perderlo.
Cumplir esa pesadilla que no se había nisiquiera imaginado que sucedería.

Music Phone. ; MitsukouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora