El Regalo

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7 años después


-¡Kira! -grito Charlie, el abuelo de Kira-. ¡Ya es tarde, tenemos que irnos! -estaba buscando a la niña por toda la casa, se les hacía tarde para el colegio y el trabajo-. ¿Donde se habrá metido?

Por su parte Kira estaba en el techo de la casa en dirección al patio trasero. Observaba como salía el sol a través del bosque y como este traía consigo el calor que le empapaba el rostro. Esos momentos de la mañana ella los adoraba. Sentía que la realidad se alteraba y que nada más importaba.

A lo lejos oyó como su abuelo la llamaba. Cuándo se dio la vuelta Charlie estaba en el jardín delantero con los brazos cruzados

-¡tenemos que irnos hija, ya baja! -le grito.

-¡ya voy! -le gritó de vuelta. Kira se levantó la luz del sol le llegaba más abajo de su falda escolar y el viento le movía el cabello que le llegaba a media espalda y se lo alboroto más de lo que ya estaba. Se agachó para recoger su mochila. El sol pegaba fuerte asique puso una mano frente a su ojos para poder apreciar un poco más el hermoso paisaje frente a ella, bajó la vista un segundo y vio algo extraño en la entrada del bosque; era un lobo. Uno negro. No era común que los animales salieran salieran del bosque. Por eso ver uno era muy extraño, pero luego vio como aquel lobo cambiaba de forma a la de un humano. Kira abrió la boca asombrada, se frotó los ojos y volvio a mirar, el humano seguía ahí. Escucho nuevamente la voz de su abuelo llamándola, volteo a verlo y cuando regresó la vista al bosque el humano ya no estaba, confundida, bajó por la escalera aún lado de la casa y corrió al patio delantero con su abuelo.

-todos los días lo mismo, Kira. Sabes que nosotros tenemos que salir antes. Estamos más lejos del pueblo

-Lo siento -le respondió. El anciano acarició la cabeza de su nieta y le dio una cálida sonrisa.

Se subieron al auto y Charlie comenzó a conducir. Kira estaba en el asiento del copiloto, con la mirada perdida, veía el paisaje a través de la ventana

-¿viste algo interesante? -preguntó Charlie. Kira lo miró y se recostó en el asiento

-si te lo digo no me creerías -le respondió-, ni siquiera yo lo puedo creer.

-¿que viste?

-vi un lobo -¿un lobo? pensó Charlie-. Ese lobo... Se transformó en un humano -Charlie freno de golpe delante de un semáforo en rojo y abrió los ojos con sorpresa-. Abuelo, ¿estas bien? -preguntó preocupada.

-si estoy bien. No te preocupes -respondió nervioso-. Ah, por cierto, hoy salgo tarde del trabajo así que... -agregó cambiando el tema- regresa con cuidado, ¿si? -el semáforo cambió a verde y el auto avanzó.

-pero, ¿se te olvida que día es hoy? - pregunto Kira.

-lo sé, Kira, pero debo trabajar. Lo siento -llegaron al colegio de Kira y ella se bajó del auto con su mochila en mano. -te lo compensaré, ¿de acuerdo? -ella asistió-. Te quiero, estudia mucho.

-también te quiero, no te esfuerces tanto-. Dicho eso el auto se movió y Kira se dirigió a su salón. Llegando a su salón pasó a través de todos sus compañeros dirigiéndose a su asiento. Se sentó al final, del otro lado de la puerta y junto a la ventana. Siempre se ha sentado en el mismo lugar.

El Secreto del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora